A casi una hora del Obelisco de Buenos Aires, el Country de City Bell es un refugio de Estudiantes donde la familia 'Pincha' transmite de generación a generación el sentimiento de un club que se destaca por la pasión.
Los chicos salen de la escuela; los juveniles entrenan en las canchas de sintético; el hockey hace lo propio y otros practican básquet en el polideportivo techado. En ese contexto, Gabriel Milito dirige un intenso entrenamiento de fútbol en la recta final de la pretemporada bajo la atenta mirada de niños que sueñan con algún día estar del otro lado del alambrado..
El 'Mariscal' recibió la confianza de la dirigencia en marzo de este año para afrontar su segundo ciclo al frente del club y se entusiasma con realizar un proyecto a largo plazo que lo tenga a él al mando.
Después de patear unos penales con los arqueros, Milito confiesa que la humedad del día le tiene a maltraer esa maldita rodilla que tanto lo castigó en el final de su carrera como futbolista. La pasión por la pelota sigue intacta y se predispone a una larga charla con MARCA Claro.
Pregunta: ¿En qué momento de tu vida te encuentra este segundo ciclo con Estudiantes?
Respuesta: Me encuentra en un buen momento personal. Con un corto recorrido en primera división, pero que a pesar de ser corto me permitió ir adquiriendo experiencia. En algunas situaciones estoy mucho más tranquilo. El fútbol es un aprendizaje constante, la tarea del entrenador es un aprendizaje constante. Uno nunca termina de saber todo. Pero si hay situaciones que se pueden ir repitiendo y el hecho de haberlas vivido te permite resolver mejor.
P: Es uno de los ídolos más importantes del club, una leyenda del fútbol y también te une una amistad ¿Cómo es tu relación con Verón como presidente?
R: Es una relación muy cercana. Muy cálida. Primero fuimos compañeros en la Selección y después yo tengo un profundo agradecimiento con él, por darme la oportunidad cuando no tenía recorrido en primera división. Más allá de las charlas que habíamos tenido, tuvo el coraje de decirme que quería que sea el técnico de Estudiantes. Sigo teniendo ese agradecimiento hoy, por esta segunda etapa donde confirmó la confianza en nuestro cuerpo técnico. Obviamente, Seba sabe mucho de fútbol y de futbolistas, fue una figura mundial. Aún con todos estos pergaminos, ocupa su lugar y nunca va a venir a preguntarme cómo formamos, cual es el plan de juego o porque jugamos de esta manera. Es más, algunas veces le he consultado yo a él para saber su opinión.
P: Estudiantes es una institución con una identidad muy marcada ¿Cómo balanceas lo que te exige el hincha del equipo con lo que vos pretendes como entrenador?
R: Muchas veces se va informando al público en general de una manera y a lo mejor esa información es incompleta o es incorrecta. Me gusta que mis equipos sean competitivos, por supuesto que tiene que haber una forma, que sepamos a qué estamos jugando. Claramente me identificaron en su momento con un estilo, más que nada por mis antecedentes como jugador y un entrenador significativo que tuve como Guardiola. Obviamente, reconozco que es una parte que está en mi porque lo siento, pero también me gusta que mis jugadores sean sacrificados y sepan interpretar los partidos. Nosotros queremos dominar, pero si nos meten en un arco, también tenemos que asimilarlo y jugarlo sin ningún problema.
P: ¿Te costó un poco sacarte esa etiqueta?
R: Con el paso del tiempo se me fue reconociendo un poco más. El tiempo también sirve para eso. Hoy creo que la situación ha cambiado porque en aquel momento tenía cero recorrido. Ahora ya estoy por mi segunda etapa en Estudiantes y dirigí otros clubes. Reconozco que una de las cosas que tuvo que ver para este cambio en la mirada del afuera, fue la opinión de los futbolistas que dirigimos en aquella primera etapa. Ellos nos conocieron en profundidad y expresaban lo que somos nosotros como cuerpo técnico. Le damos mucha importancia al tema del control de la pelota para generar peligro, pero también ponemos mucho énfasis al aspecto defensivo para ver qué hacemos cuando la tiene el otro: hay que correr, sacrificarse, ganar pelotas divididas, balones aéreos, duelos uno contra uno. Un montón de cosas que tiene el juego, que cuantas más veces te impongas, inclinas la balanza para tu lado. El fútbol no se trata solo de dominar la pelota y hacerla circular.
R: ¿Crees que a veces se abusa de la tenencia de la pelota?
P: Hay que tener la pelota para ganar. Tener la pelota para hacer goles. Hay partidos que se presentan para hacer pocos pases porque tenes espacio atrás de la defensa, entonces ahí no hace falta hacer diez pases: es encontrar un compañero y correr al espacio. Ese juego, si se presenta hay que interpretarlo, si podemos dañar al rival con solo tres pases es mejor. Ahora, cuando el equipo rival está replegado en su campo y no te deja tanto espacio, ahí sí entiendo que es muy importante mover la pelota para que esa defensa aguerrida se empiece a desajustar por algún lado. Y de esa manera encontrar el espacio para atacar.
P: ¿Te sentís un privilegiado por haber compartido tanto tiempo con Guardiola?
R: Claro. Sobre el final de mi carrera coincidí con un innovador. Con él empecé a entender otra manera de ver el fútbol. Y lo seguimos viendo en todos sus equipos. Hay cosas que él los pone en manifiesto y muchos con el paso del tiempo lo van copiando. No hay nadie que maneje tan bien y tantas variantes de ataque contra equipos metidos en su campo y que al mismo tiempo controle el aspecto defensivo como él. Porque el fútbol es atacar, pero también hay que defender. Las dos cosas son muy importantes para ganar los partidos. Es por diferencia el entrenador más ofensivo y que al mismo tiempo le da una importancia determinante al aspecto defensivo, que me tocó conocer. Notó en él una gran evolución, es una máquina de hacer cosas nuevas para tener la misma efectividad, porque lo van descubriendo. Él siempre le da una vuelta más a todo esto.
P: ¿Qué fue lo más importante que te dejó?
R: A lo mejor se creen que Guardiola es un entrenador que solo le gusta el juego de ataque. Pasarse la pelota porque estéticamente queda muy bien y que defensivamente no le da tanta importancia al trabajo. Y no es así. Es fanático del ataque y fanático de la defensa. Muchas veces nos quedamos con una sola parte porque es tan grande lo que va generando con sus equipos en ataque, pero sostener el arco invicto durante tantos años no es para nada sencillo. Ser el más goleador y menos goleado, habla un poco de lo que es el fútbol para él.
P: ¿No crees que muchos intentaron imitarlo sin tener la calidad de futbolistas que necesitas para implementar este estilo?
R: Obviamente que la calidad de los futbolistas tienen mucho que ver en el desarrollo del juego, pero después tiene que ver mucho en el entendimiento del entrenador del juego y de distintas situaciones. En como lo traslada a los jugadores para que lo entiendan de la mejor manera posible. En ese aspecto, Pep tiene una lectura previa a cada partido muy buena. Cada movimiento que va haciendo, hace que sus equipos sean incontrolables.
P: Todos los que pasaron por las manos de Pekerman en juveniles remarcan que les cambió la vida ¿En qué hacía hincapié para la enseñanza?
R: Tuve grandes entrenadores en mi carrera. Hablo de ellos dos por lo que me enseñaron en el inicio y en la recta final de mi carrera. Pekerman me agarró cuando tenía 15 años donde tácticamente me iniciaba y empezaba a entender algunas cuestiones que él profundizó. Ahí aprendí a jugar con línea de cuatro, con línea de tres, el respaldo al lateral, el respaldo al contención o al central derecho. Las distintas opciones de pases a la hora de iniciar la jugada a través de los movimientos de los receptores. También con el comportamiento, nosotros teníamos 15 años pero nos trataban como profesionales. Fue una escuela, tiene una capacidad increíble para explicar lo que quiere. Esa etapa me marcó toda mi vida y toda mi carrera futbolística. Hoy como entrenador, mucho de los valores que aprendí con José y su cuerpo técnico los sostengo y los transmito. Después también los tuve en la Sub 23 y jugué un Mundial con la mayor. Tuve la suerte de hacer todo el proceso desde el año 1995 hasta el 2006.
P: ¿Seguís hablando con ellos? ¿Son una fuente de consulta?
R: No son una fuente de consulta permanente porque no me gusta molestarlos. No me gusta pasar por la situación esa de saber si estoy molestando o no. Con Pep hace mucho que no hablo, tengo una gran relación. Nos hemos juntado en Alemania y cuando vino a Argentina. Y con José lo mismo, hace poco me lo crucé en un evento y tuvimos una linda charla de fútbol. Intento seguir sus equipos para aprender e incorporar opciones, si las comprendo y encuentro el sentido de porqué se hacen.
P: Se nota la pasión con la que hablas del juego ¿Sos un obsesionado del fútbol?
R: Sí, más allá de que el fútbol es mi profesión, vivo para eso. Siendo jugador tenes que estar bien físicamente y alimentarte de la manera correcta porque dependes de tu cuerpo, pero no te preocupas por todo lo demás que rodea un partido. Ahora, como entrenador, soy igual aunque con un rol totalmente diferente. Antes el desgaste era físico y actualmente es un desgaste mental tremendo. Es todo el tiempo ir tomando decisiones con la incertidumbre de, muchas veces, no saber si esa decisión que estás tomando es correcta hasta que lo ves.
P: En la actualidad ¿Se puede ser entrenador sin ser obsesivo?
R: Creo que más allá de la obsesión, es mucho más importante el acierto que vos tengas en la toma de decisiones. No me parece que la obsesión sea una virtud. Hay que estar en los detalles, pero esos detalles tienen que ser efectivos. Hay tantas cosas que rodean una planificación, un entrenamiento o un partido, que hay que ser eficiente. La obsesión o dedicarle mucho tiempo a las cosas, esta bien. Siempre y cuando tengas esa dosis de acierto. La mayor capacidad de los entrenadores es elevar ese porcentaje, gastando la menor energía posible o la que haga falta. Sobre todo en la lectura preliminar y durante el partido, que es cuando podés hacer algo para cambiar el resultado. Ya después con el resultado evalúas tranquilo las cosas que hiciste bien o mal.
P: ¿Trasladas mucho el trabajo a tu casa?
R: Y si, uno por más que quiera desconectar, es muy complejo hacerlo porque el espacio que hay entre la finalización del entrenamiento y el inicio del otro, parece que son muchas horas pero muchas veces al final hasta te queda corto. Es casi pensar todo el día en esto. Lo he conversado con otros entrenadores también y a todos, más o menos, les sucede lo mismo.
P: ¿ Y no te juega en contra no desconectarte nunca?
R: A veces viene bien y es necesario desconectar porque te aclara las cosas. A mi me sirvió en momentos donde uno quiere tener tanta información o vas pensando tanto que, si no te desconectas un poquito, te supera la situación. Y perdés claridad. Lo más importante en la función de entrenador es tener claridad.
P: ¿Qué haces para relajarte?
R: No soy de leer mucho, de vez en cuando veo alguna película o serie. Principalmente me relaja estar con mi familia en casa, estar con mis hijos. Disfruto mucho también estar con mis amigos.
El 'Mariscal' para la pelota como cuando manejaba los hilos de la defensa, bebe un sorbo de agua y continúa para adentrar la charla en los dos equipos europeos donde dejó una huella indeleble. También para hablar sobre sus sueños de cara al futuro.
R: ¿Qué significa Zaragoza en tu vida?
P: Zaragoza es muy especial porque ahí tuve mi primera experiencia en Europa y tuve a mi primer hijo en la ciudad. El crecimiento no solo fue deportivo, sino que también en lo personal. Tuvimos cuatro años muy buenos donde ganamos Copa del Rey, Supercopa de España, peleamos los primeros puestos en la Liga y tuve la suerte de jugar dos temporadas con mi hermano, algo que parecía imposible.
P: ¿Te ves regresando a Zaragoza algún día?
R: Si todo va bien y en un futuro mi carrera se puede ir asentando con el paso del tiempo, me encantaría que mi primer paso en Europa sea el Zaragoza.
P: ¿Y en el Barcelona?
R; Ah bueno. (se ríe). Es un largo camino. Primero tengo que durar acá en Estudiantes. Después lo demás veremos.
P: ¿Crees que habrá otro equipo como aquel del Barcelona?
R: Me tocó vivir desde adentro una etapa extraordinaria. Algo que nunca me hubiese imaginado cuando empecé mi carrera. Es muy difícil que se repita. Era entrar a la cancha y sentir que eras invencible con ese equipo.
P: Qué extraño saber que ahí también viviste el peor momento de tu carrera...
R: Estar un año y medio sin jugar y fue lo más difícil. Pero al mismo tiempo siento que si te tiene que pasar algo grave como lo que me sucedió, estuve en el mejor lugar. Tuve una contención muy grande por parte del club, del cuerpo médico, del cuerpo técnico, de mis compañeros. Me ayudo mucho todo eso para salir adelante.
P: ¿Trabajaste con algún psicólogo?
R: No recibí ayuda externa de ningún profesional. Recibí el apoyo de mi entorno y luché conmigo mismo. Fue un gran aprendizaje el hecho de trabajar mucho y conseguir poquito, hasta que un día todo se destrabó y pude volver a jugar. Termine mi carrera dentro de un campo de juego y en Independiente, que era mi gran ilusión desde el día que me fui a jugar a España.
P: Y para el futuro ¿Qué te ves haciendo?
R: Ojalá que me pueda quedar muchos años en Estudiantes. Obviamente que dependeremos de los resultados, pero hoy me imagino poder durar en este club para poder formar un gran equipo. Creo mucho en los procesos, aunque para que esto pueda suceder en el corto plazo hay que ir haciendo las cosas bien. El fútbol no te espera.
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