Sidney, 30 de septiembre del año 2000. Capdevila, Albelda, Xavi Hernández, Puyol ... y Jordi Ferron. Estos eran los principales integrantes de la selección española que se alzó con la medalla de plata en los Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad australiana; sin duda, uno de los techos a los que puede llegar un futbolista en su carrera deportiva. 14 años y un largo recorrido después, dando una vuelta cualquier tarde de la semana por el Municipal de Cabrera de Mar, en el Maresme, podemos encontrar a Jordi, uno de los artífices de aquel hito histórico para el deporte español.
Después de seis años capitaneando el Badalona, actualmente ejerce de entrenador-jugador en el club de esta localidad del Maresme, en Tercera Catalana. "Es un poco complicado. Depende mucho del grupo que te toque. Es difícil porque estás haciendo el ejercicio como jugador para no perder la forma, pero al mismo tiempo tienes que controlar que se haga bien. Es cierto que por mi trayectoria ya llegaba con un respeto, pero luego te lo tienes que ganar día a día ", afirma un Ferron que, a pesar de ser el Badalona la primera opción, lo que quería era seguir jugando, fuera en el nivel que fuera:" el Badalona es el club de mi pueblo y me veía bien para continuar jugando, pero la dirección deportiva no lo creyó así. Hacía dos años que había cogido el primer equipo del Cabrera y pensé que podía seguir compaginando lo que más me gusta, que es jugar, con mi otra pasión, entrenar ". Recibió ofertas para continuar en activo en el fútbol profesional, pero optó por no moverse de Cabrera, donde reside desde que volvió a Badalona de su periplo por el fútbol de élite, donde lució los colores de Albacete, Zaragoza y Rayo Vallecano, club al que aterrizó procedente del Barça. "El fútbol me lo ha dado todo. Todo. No me arrepiento de nada de lo que he hecho. He podido jugar ante 50.000 espectadores, he ganado dos Copas del Rey, he compartido vestuario con grandes personas y, ahora mismo, soy lo que soy en gran parte gracias a ello ", comenta un orgulloso entrenador badalonés.
Jordi ha vivido la cara más dulce y la más amarga del deporte de élite. Pasó de ser una de las revelaciones con el Rayo la temporada 1999-00 a participar poco con el Zaragoza. Después de cuatro cursos en Albacete, con 29 años, llegó el momento de volver a casa: "Estar en el umbral entre el fútbol de primer nivel y el de un escalón por debajo es difícil de llevar, cansa, y por eso opté por volver, que también me tentaba ". El fichaje por el Badalona llegaba justo cuando la selección española comenzaba su ciclo triunfal ganando la primera Eurocopa, en 2008 "Veía por la televisión como mi generación, con quien había jugado en Sidney, se proclamaba campeona de Europa. Te puede hacer daño en ese momento, pero doy gracias por llegar donde lo he hecho ", comenta un nostálgico Jordi Ferron, que ha jugado los últimos seis años en el conjunto escapulado, al que sigue vinculado como coordinador del Juvenil. "Te das cuenta de la magia del fútbol cuando ves que tus jugadores vienen a entrenar después de estar todo el día trabajando, de pie, lavándose la ropa para poder jugar ... Esto lo he encontrado en Cabrera y no hace más que motivarme para seguir mientras me aguanten las piernas ". Ilusión, sólo viéndolo hablar, crean que no le falta.
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