AQUELLA TARDE LLUVIOSA

30/10/2007 admin

Creo que fué en noviembre, aunque es posible que fuera en octubre. Recuerdo que aquel fué el mejor año de Victor Fernández como técnico del equipo. Y que el equipo, tras dos buenos años con él, estaba cosechando un año flojo, con 6 derrotas en los primeros 11 partidos.

La silla se le empezaba a mover (mejor dicho, le empezaban a mover la silla) al jóven entrenador aragonés. Y se enfrentaba en la Romareda a un todopoderoso Tenerife, con Fernando Redondo, Juanele, Estebaranz...que jugaba un gran fútbol y llevaba varios años siendo la sensación de la liga. Parecía el día perfecto para perder de nuevo (si es que hay días perfectos para eso, claro).
En la grada se discutía mucho sobre la presencia de un Paquete Higuera que no estaba rindiendo de acuerdo a la calidad que se le suponía,a un Poyet que no era delantero pero tampoco centrocampista...los resultados no acompañaban y las urgencias eran muchas. Y contra un equipo como el Tenerife, a pesar de su corta historia, hasta un empate era visto con buenos ojos.

Pero ese joven, en vez de achantarse y sacar una alineación defensiva, buscando el rescate de un punto salvador que le permitiera seguir adelante una semana más, ese jóven decidió salir con una táctica suicida. En vez de poblar el centro del campo o la defensa, pobló la delantera. Y sacó todo su potencial. Tres delanteros. Como en los viejos tiempos. Higuera, Pardeza y Esnaider. Los tres juntos ahí arriba. Y el equipo jugó de miedo. Respondió. Dos de Esnáider, dos de Higuera, Gay y Solana. Seis goles como seis soles. Aquel resultado fué la mecha que inició un despegue poderoso de un conjunto ambicioso, y que acabó tercero en liga, una de las mejores clasificaciones de toda la historia zaragocista.

Así que tras un buen año, los malos resultados y las derrotas abultadas, frente a un rival poderoso Victor seguramente recordó aquella noche de octubre. Yo desde luego la recordé. Y creí ver en ese Sergio vertical y con coleta al Higuera que todos recordamos y añoramos. Y volví a recordar la clase de Juan Eduardo viendo a Oliveira regatear. O el olfato de ratón que tenía Pardeza vestido de tango argentino Militante. Diferentes jugadores, diferentes circunstancias, distintos momentos...¿el mismo final?. Yo así lo espero.

Suerto Victor, Suerte Zaragoza.