El sábado tras el partido, con la euforia de la victoria pero aún con el susto por el gol de Luis García, a uno le daba por acordarse de otras formaciones del Real Zaragoza. Sobre todo de aquella dirigida por el mismo técnico que hace unos cuantos (muchos) años, impresionaba y deleitaba con su fútbol, logrando goleadas, llenando La Romareda y consiguiendo títulos.
El primer recuerdo que te viene es el ansia por el gol, más allá casi que por la victoria, que tenía el equipo. Un equipo en el que los que atacaban, atacaban a base de bien y los que defendían...también atacaban. Un equipo donde lo importante no era quién marcaba el gol, simplemente importaba meter uno más que el rival, o dos o tres. Esa mentalidad ultraofensiva es la que nos llevó a ver espectaculares resultados como aquel 6-2 al Tenerife, el 6-3 al Dream-Team, el 4-1 al Madrid.
Cuesta creer que aquel técnico sea el mismo que el que hoy rige el equipo. Por que el Zaragoza, cuando marca gol, no busca con insistencia el segundo. Se dedica a nadar y guardar la ropa, a dejar correr el tiempo y a esperar que el rival no cree oportunidades, o que si las crea no las marque. Uno no sabe si es por dejadez, desidia y vagancia de los futbolistas, o por las precauciones de un entrenador al que la vida le ha robado el romanticismo. Pero lo cierto es que este equipo es conformista. O increíblemente soberbio, que también puede ser que se vea tan superior que decida que no merece la pena buscar un segundo gol por que el rival es muy inferior. El problema es que no siempre tienes enfrente un Español. O no siempre tienes la suerte de acertar en la jugada siguiente al empate.
Y lo que parece más grave: un equipo en el que falta ambición no llega a ningún sitio.
Copyright © 2024 Pasión Zaragocista
Desarrollo: Efor Internet + Servicios tecnológicos
Todos los derechos reservados.
Todos los logotipos e iconos son propiedad del webmaster.
Los comentarios son propiedad del que los escribe.