C3C

01/05/2011 admin

Desde que comenzó la temporada 2010-11 se ha comentado mucho sobre la actual plantilla del Real Zaragoza. Su limitación técnica, su falta de gol, las deficiencias por puestos... un largo etcétera que llevó incluso a muchos -aficionados, periodistas y comentaristas- a calificarla como la peor plantilla de la historia. Esta humilde croniquilla no puede hablar de los ochenta años de goles de nuestro ajado león, escasamente recordamos las últimas tres décadas, en ésas apenas podemos recordar tres tardes como la de ayer. Por lo tanto, las testarudas estadísticas han colocado a esta "cuadrilla" a la altura del Real Zaragoza de Amarilla o de aquel que casi consiguió una Liga a principios del S. XXI. Está claro que no tenemos al Milosevic goleador que capitaneó aquel histórico 1-5, ni el gambeteo de Juanele, ni la profundidad de Gustavito López un par de años antes, pero los chicos de Aguirre -antes de Gay y Nayim- han hecho bueno aquel lema que nos devolvió a la Primera División hace un par de años: C3C.

Tal y como se anunciaba el martes en estas líneas, el encuentro frente al todopoderoso Real “Moudrid”, el de CR7, Kaká, San Iker, Benzema y Ozil, el de los corazoncitos de Di María, no dejaba de ser un partido más, uno de tantos aunque ahora la mercadotecnia obligue a vender al equipo más laureado de España como único e irrepetible. La única cuestión que se les escapa a los ingeniosos publicistas es que antes de que Mourinho llegase a la Castellana y de que Cristiano tirase la primera falta en la villa, nosotros, los de abajo, los de las sobrillas del reparto televisivo, uno más de los demás, ya habíamos pisado ese césped más de cincuenta veces -en Liga-. Y lo pisaremos otras tantas y una palabra de Florentino no bastará para que el mundo deje de girar. Tanto es así, que el partido de ayer en ocasiones fue hasta vulgar, algo aburrido incluso.

El orden táctico del Real Zaragoza y su seriedad fue suficiente para desarbolar al mismo once titular que hacía una semana había goleado en Mestalla. El "vasco" Aguirre planteó un sistema similar al empleado en Camp Nou y Madrigal que por fin dio el resultado que se le presuponía. Defensa de tres centrales, con Da Silva, Lanzaro y Jarosik, los laterales para Obradovic y Diogo quien sigue siendo lo más flojo de la retaguardia, lo cual lejos de hablar mal de él habla de lo bien que ha evolucionado defensivamente el equipo. El centro de campo, huérfano de la imaginación de Ander -cómo hubiese disfrutado ayer- encontró padre en la de Jorge López que puso cordura y calma a la medular sustentada sobre los dos pilares fundamentales de este Real Zaragoza: Gabi y Ponzio. Perdido en tierra de nadie y de todos Don Ángel Lafita y arriba, en punta, Ike Uche.

Despacito, poco a poco, los maños se fueron haciendo con el terreno de juego y con el balón. No obstante, el aparente dominio madridista, volvió a sacar al mejor Toni Doblas que ya está cerca de que tengamos que empezar a llamarle Don Antonio. Pero el Real Madrid jugó ayer sin cerebro. Ni Pepe ni Granero consiguieron hacer fluido el juego que se estrellaba una y otra vez en la empastada empalizada que formaron "Jarosiko", Da Silva y el ni violento ni duro Lanzaro. El camino a la contra lo encontraron pronto Uche y el "lince". Demasiado lentos Carvalho y Garay para dos delanteros que tenían claro su único objetivo desde principio de semana: la victoria.

Fue entonces, cuando ya se divisaba el descanso, cuando ya nos felicitamos por haber aguantado cuarenta y cinco minutos, en ese preciso instante los que andaban desahuciados en la jornada dos decidieron cambiar el argumento de la novela. Giro de ciento ochenta grados para que ya nada volviese a ser igual. En el momento en que Casillas se resbaló y falló el despeje fuera del área fue inevitable recordar qué distinto hubiese sido todo si aquella noche hubiese estado él en lugar de Dudek. Pero aquello es pasado y a nuestro presente le dibujaron sobre su mapa un reluciente sol amarillo. Fue Uche, que erró en el disparo y fue Angelito, Don Ángel, nuestro ángel, el "lince", ex-minino, Lafita el que aprovechó la empanada castellana para poner un precioso 0-1 en el luminoso. Justo después, a los que nos habíamos quedado a orillas del Huerva, se nos ensanchó el alma y el corazón al oír cómo se filtraban por los micrófonos de ambiente, desde el cuarto anfiteatro, el fraseo de nuestro himno... a ganar, a ganar, el Zaragoza va a ganar...

A partir de ese minuto, el aparato respiratorio de todos los zaragocistas terminaba en un enorme nudo en la garganta que todavía tardaría cincuenta y dos minutos en deshacerse. Cincuenta y dos interminables minutos que hicieron más llevaderos Gabi y de nuevo Don Ángel Lafita -perdona nuestras ofensas-. Alguien dijo "a sufrir como perros", y así fue, aun con el uno a cero el Real Madrid seguía confiando en la capacidad de Higuaín y Benzema para resolver el trance. Por su parte, Javier Aguirre -que sí, también, Don Javier- pensó en que había que hacer bueno ese gol y sacó a Paredes por Obradovic, siendo el asturiano más solvente en defensa que el serbio. Pero el crono siguió andando y ya se notaba la impaciencia del equipo local. Fuera Canales y el joven Nacho, a dentro los titulares Marcelo y Di María. Un minuto después, la galopada de Don Ángel Lafita acabó de morros contra el césped, Carvalho mediante. Nítido penalti del que asumió la responsabilidad de su disparo Gabi. Unos rezando a las torres de Pilar y otros apretando los puños, unos allí otros aquí, todos empujamos ese balón hasta lo más hondo del orgullo madridista. Pero sobre todo y ante todo, ese balón lo empujamos por y para la salvación, con la misma fuerza y las mismas ganas que contra el Córdoba.

Difícil lidiar en la plaza con un Miura herido. Se revolvió y salió de tablas cuando Ozil ocupó su lugar en el once. Di María lideró el acoso a la portería de Toni y se nos hizo muy pequeñito el corazón al ver a Sergio Ramos rematar solo de cabeza, en el centro de nuestra área, sin saltar, para conseguir lo se presagiaba el inicio de la remontada. Al menos el empate era un buen botín para los blanquillos.

Nada de eso, sonaron a rebato las campanas de la Seo, el Pilar y San Pablo. A vencer o morir. Don Ángel -qué más deciros de él-, a pase de Uche -otra vez-, sin miedo, sin ansiedad, con la seguridad de quien cree. Gol, el tercero para conseguir tres puntos, para no morir. Antes, Lanzaro tuvo que irse por lesión y antes dicen que le hizo penalti a Kaká -será...-, sólo después descubrimos que Adam Pinter es central, desde septiembre empeñados en colocarle en el pivote y resulta que no, que el muchacho de Hungría es central y no le asusta ni Di María ni Ozil ni Benzema. Llegó hasta a sacar un balón sobre la línea de gol que hubiese significado el empate. El tres a tres que no llegó pero se temió tras el gol de Karim en el minuto ochenta y cuatro.

Absolutamente ateridos por los nervios, acongojados por la necesidad, los zaragocistas vimos cómo Ayza Gámez alargaba seis minutos más el encuentro. También le vimos cómo picaba una y otra vez en los intentos merengues por sacar faltas al borde del área. Sangre -la de Paredes-, sudor -el de todos- y lágrimas -las hubo-. El Real Madrid terminó con diez jugadores por la justa expulsión de Carvalho por doble amarilla y volcado en el área maña. El Real Zaragoza terminó con la calma que da el trabajo bien hecho y la madurez de un equipo solidario. Todos por todos y nosotros con ellos.

Quien no tenga la piel quemada por el sol de la Romareda se quedará en la anécdota de haber ganado al Real Madrid. Para los que ya tenemos la espalda rota de los sucios asientos del municipal esto es, en este orden: un paso fundamental para la salvación, la recompensa por el sufrimiento y el recordatorio de que algún día fuimos los mejores y que volveremos a serlo, a recuperar nuestro lugar en la gloria, a llenar de azul y blanco las calles de una ciudad perdida que vaga intentando mantener su identidad y dignidad futbolística... pero que nadie olvide que entre los muertos siempre habrá una lengua viva para decir que Zaragoza, que el Real Zaragoza no se rinde.

¡A por el Osasuna!

Ficha del partido:

Real Madrid: Casillas, Sergio Ramos, Garay, Carvalho, Nacho (Marcelo, min. 53), Pepe, Granero (Özil, min. 60), Canales (Di María, min. 53), Kaká, Bezema e Higuaín.

Real Zaragoza: Toni D., Diogo, Lanzaro (Pintér, min. 64), Jarosik, Da Silva, Obradovic (Paredes, min. 45), Ponzio, Gabi, Lafita (N’Daw, min. 88), Jorge López y Uche.

Goles: 0-1, Lafita (min. 41); 0-2, Gabi, de penalti (min. 54); 1-2, Sergio Ramos (min. 61); 1-3, Lafita (min. 77); 2-3, Benzema (min. 84).

Árbitro: Ayza Gámez (comité valenciano). Amonestó por el Real Zaragoza a Jarosik (min. 46), Toni D. (min. 57) y Diogo (min. 87). Por el Real Madrid expulsó con doble tarjeta amarilla a Carvalho (mins. 53 y 84)

Anjuel&Salduie

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