Estimados "señores":
Juanito debe de estar revolviéndose en su tumba. Y no por la eliminación del Real Madrid de la Copa del Rey, sino por la nauseabunda, patética, prepotente, bastarda y pueril utilización de su memoria para crear alrededor de un club pretendidamente grande y señorial un entorno de estómagos agradecidos mancomunados, cuya única labor es humillar al club merengue en todos los medios de comunicación con su lamentable adulación.
Desde Zaragoza, he asistido estupefacto al despliegue mediático madridista de la última semana. Por desgracia, ya estamos acostumbrados a que se nos ningunee por norma y costumbre, eso es algo que ya no nos afecta. Lo que me llenó de pavor fue constatar, una vez más, que en este pseudo país no existe otro equipo que no sea el Real Madrid, que todos los demás integrantes de la LFP no somos sino comparsas, títeres, actores secundarios, sparrings...
El papel que los medios de comunicación nacionales han jugado en esta semifinal ha sido, en el mejor de los casos, ridículo. La imagen del Real Madrid, club que considero no necesita semejante circo (payasos incluidos) a su alrededor, ha quedado seriamente perjudicada, pues lo considero un equipo con los suficientes argumentos deportivos como para conseguir éxitos de renombre sin la necesidad de humillar al contrario. Y, para más inri, un contrario español, que venía de eliminar al FC Barcelona en la anterior eliminatoria.
Ahora es el momento de que todos los voceros sobrealimentados, los talibanes del egocentrismo, los halagadores profesionales, los eunucos del periodismo genuflexo, aquellos aduladores del becerro merengue que siempre andan buscando cobijo para su propia incapacidad como profesionales bajo la sombrilla del poder económico, purguen sus culpas con un ejercicio de humillante autocrítica. Y digo humillante porque, como pretendidos profesionales de la comunicación, han arrasado con su propia valía profesional. Ha quedado convertida en un erial.
Alguien, algún día, se dará cuenta de que en la Copa del Rey no hay grandes ni pequeños. Sólo equipos de fútbol. 22 hombres sobre un tapete verde en el que cualquier resultado es posible. Que es un torneo en el que el nombre no sirve de nada. Sólo el pundonor profesional.
El mismo pundonor del que hacía gala Juan Gómez "Juanito". Quizás con él en el campo también hubiéramos metido seis goles, pero a buen seguro que se habría dejado la piel sobre el césped y el resultado de la ida no hubiera sido tan escandaloso. Hubiera enfrentado el partido de vuelta con hombría, encorajinado, con las mandíbulas y los puños apretados.
Y habría mandado al carajo a más de uno. Por que con su Madrid no jugaba nadie.
Y mucho menos un mediocre plumilla.
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