El Real Zaragoza sigue una jornada más alejado de los puestos de ascenso pero suma un punto valioso para seguir en la lucha.
El Real Zaragoza volvía a la competición tras el parón liguero. Con la llegada de Lluis Carreras sustituyendo a Ranko Popovic, la expectación de la Romareda era alta para reencontrarse con su equipo.
El técnico catalán no realizó variaciones en el esquema de juego si bien sorprendió con la incorporación de Jorge Ortí en el once inicial, recayendo así la responsabilidad del ataque en Ángel que recobraba su posición natural en el campo. Por lo demás, la escasa plantilla blanquilla no da más de sí para novedades excepto las oscilaciones habituales de Marc Bertrán, titular en la tarde de ayer, o Isaac en la banda derecha.
No sabemos si por la lluvia que acompañó los primeros minutos del encuentro o por la resaca vacacional o porque se mantiene la dinámica anterior, los blanquillos comenzaron el encuentro dubitativos hasta que se asentaron en el campo y empezaron a darle algo de circulación al balón, siempre de la mano de Erik Morán que buscaba la combinación con Pedro e Hinestroza que se abrían en bandas para darle la máxima amplitud al campo y renunciando casi siempre al juego interior. Atrás, la defensa, hacía frente a las contras del equipo rival sin demasiada contundencia, de hecho, uno de los valores de esta temporada que atesoraba el Real Zaragoza, se seguridad defensiva, se ha ido viendo desdibujado en los últimos encuentros y se confirmó en el de ayer. Vallejo ya no tiene tiene la frescura y la ambición de la campaña pasada y los desajustes entre Cabrera y él, amén de las carencias defensivas de los laterales, se sucedieron un partido más. Aunque, por otra parte, son los dos únicos centrales en condiciones plenas para jugar con los que cuenta el entrenador, con lo cual su titularidad tampoco entra en cuestión.
Así pasaron los primeros cuarenta minutos, hasta que Ángel Rodríguez recibió un pase interior de Erik Morán, marea a los dos centrales que le salen al paso y acaba quedánse con opción de tiro frente al portero al que bate con un tiro a media altura. El Real Zaragoza se adelantaba en el marcador y parecía que todo iba a encarrilarse en esa dirección porque sostenía el dominio del juego.
Sin embargo, tres minutos después, el goleador zaragocista cayó en la provocación y en una jugada insustancial en la banda devolvió con un puñetazo en el muslo el constante asedio de otro jugador. Roja directa para el del Real Zaragoza, sólo amarilla para la causa del hecho. Pero para el zaragocismo ya no hay capacidad de asombro con las decisiones arbitrales.
A la vuelta del descanso, Carreras no estimó oportuno introducir cambios y simplemente dejó al equipo como estaba, es decir, carente de un punta y con la opción de Jorge Ortí para aprovechar los balones que por allí llegaran, mientras Freddy Hinestroza languidecía en la banda derecha haciéndose firme candidato a la primera sustitución. Lo que veíamos el resto de espectadores no debía ser lo mismo que observaban desde el banquillo porque el primer cambio fue la entrada de Diamanká por Ortí, quedando el senagalés en la punta de ataque.
Después de este primer cambio y con un equipo centrado en la contención del resultado, el equipo contrario encontró hueco para el empate ante una defensa excesivamente estática dentro de su propia área. Peor pintó el asunto cuando en apenas cinco minutos, un recién ingresado en el terreno de juego se metió en el área pequeña entre nuestros dos centrales para peinar un centro desde la izquierda.
Pero para entonces, el nuevo entrenador zaragocista, había enmendado la primera opción de cambio y estaba ya Ortuño como nueve de referencia mientras que la segunda línea se había movido para dejara a Dorca por la izquierda, Diamanká por el centro, cayendo a la banda de Hinestroza que ya empezaba a notar los primeros calambres. Sin embargo, fue el colombiano quien apuró un cambio de juego de Diego Rico desde la derecha para meter el balón en el área para el intento de pase atrás de Dorca, el balón fue fallidamente despejado y Alfredo Ortuño anduvo listo para conectar un derechazo que devolvía las tablas al marcador.
Entre tanto, en el otro área, Bono se empleaba a fondo en sacar las ocasiones que el rival tenía en superioridad númerica. Diez minutos tardarían los maños en hilvanar una nueva juegada de ataque con claridad, en este caso fue Marc Bertrán quien realizó asedio absoluto sobre el área contraria dando hasta tres pases o centros hasta que sus compañeros consiguieron encontran portería. Fue Diamanká quien selló con el gol desde fuera del área su retorno.
Todavía quedaban por delante veinte minutos de aguante, de mantener la posición y tratar de no romper las líneas. Con alguna jugada a la contra que podría haber hecho definitiva la victoria, el Real Zaragoza resistió el tiempo que pudo. El último cambio, Isaac por Hinestroza, entró en el campo en el minuto ochenta y cinco para intentar cerrar la banda derecha que estaba dando auténticos problemas a la defensa maña. Tan sólo un minuto después, la expulsión del ocho rival igualaba fuerzas si es que quedaban en el campo.
La afición se unió en la labor de amarrar los vitales tres puntos y empujó en esos minutos finales con fuerza y recordando que nuestro equipo es "bandera y orgullo de nuestro Aragón". Pero la mala suerte sobrevoló de nuevo la Romareda y en el tiempo de descuento, mientras un jugador del otro equipo perdía tiempo en el suelo antes de que su compañero sacase el corner, nuestra defensa reacciona a sacar el centro desde la esquina pero no daban ya las piernas ni la mente para cerrar la segunda jugada, ni tan siquiera para dejar en fuera de juego a la línea de ataque en su vuelta de las posiciones del córner. Bono tampoco dio más de sí para tapar más portería. Entre el que no se levantaba, el celebrar y demás un par de minutillos que volaron del cronómetro del árbitro que no dejó ni sacar de centro.
Empate final después de luchar la remontada y el sabor extraño de perdida cuando en realidad se ha ganado un punto. Seguimos sumando. También seguimos esperando ver más cosas de Lluis Carreras, tenemos ganas de fútbol y sobre todo de salir con mejor humor de nuestros asientos cada fin de semana. Deseamos que sea un objetivo compartido con nuestro entrenador. Bienvenido, Lluis, tu suerte será la nuestra.
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