Con el viento a favor

29/10/2012 @Mariluzsanchez

Una crónica de Anjuel y Salduie

Calaba ayer el cierzo en la grada de la Romareda que por obra y gracia de la LFP se convirtió en un ruedo taurino, con tendido de sol y de sombra. Unos disfrutando del sol de la mañana y otros ateridos entre el frío cemento vespertino. Pero este Real Zaragoza parece empeñado en hacernos sufrir lo menos posible ahora que llega el mal tiempo, que los noventa minutos quincenales se hagan más piadosos en la intemperie zaragozana y empezó por ayer.

La recepción al equipo de Michel, el Sevilla C.F., fue titubeante y durante los primeros compases el once blanquillo se limitó a ver pasar el balón entre los jugadores sevillistas. Después del primer vaivén, de repente el Real Zaragoza se desplegó, abrió las alas de la buena mano de Movilla que parece tener el tempo adecuado para este equipo. Se desperezó con el ímpetu de Franco Zuculini y se hizo valiente en los pies de un grandísimo Montañés que empañó por superarla la actuación habitual de Víctor Rodríguez. Una lástima que el ex del Alcorcón no lograse el merecido premio de un gol.

El esquema zaragocista se extendió como una enredadera por todo el césped, atrapando al contrario entre su intrincada presión. No uno ni dos sino todo el once tapando la salida del balón del rival, encarcelando el juego del otro y neutralizándolo con verticalidad y sentido en los pases. Bravo Jiménez, has encontrado la clave.

Ya vimos parte de ello en Granada la semana pasada y la táctica no guarda más secreto que la de un 442 clásico, con las bandas abiertas y una defensa y centro de campo conservadores. Así que como no vamos a descubrir ahora la libreta del de Arahal, hablemos de nombres propios, eso sí, sin pecar de paganismo, chovinismo ni cinismo, idolillos de barro los justos, que luego se caen del altar y dejan todo perdido al pegársela contra el suelo. Empecemos.

Sapunaru. El lateral diestro se ha destapado como un fichaje óptimo, implicado y con una calidad más que suficiente para ser titular en este equipo. La ridiculez a la que se redujo su llegada entre los foros de opinión e información zaragocistas, en tanto que fue el último recurso del último minuto en las oficinas mañas, las repetidas bromas en torno a su apellido quedan ya prendidas en la lejanía de una larga noche de verano. Ahora es Sapunaru, el jugador que va sobrado y al que la Romareda se le queda pequeña para todo lo que él es. Desde luego, su forma de rematar al fondo de las redes el segundo gol blanquillo fue de un jugador de clase, así como su manera de defender destila profesionalidad.

Loovens. El central que hacía falta. Aunque afectado de una cierta lentitud, posee contundencia en el despeje y una gran capacidad de ubicación. Tanto él como Sapunaru hacen al Real Zaragoza más fuerte en la lucha aérea y da seguridad al joven Álvaro quien aporta anticipación y velocidad. De ser un jugador detestado tras sus inéditos diez minutos frente al Espanyol en la pretemporada y sus continuas lesiones, ahora es aplaudido y aclamado aquí o allí.

Postiga. Don Helder. Otro que llegó al final de los finales y recibido con escepticismo e incredulidad. Y en medio de este líbreme Dios del día de las alabanzas, no se puede olvidar uno de cuando este portugués mohíno, impregnado de saudade, era el que no marcaba ni al arco iris, el que en el invierno que ya pasó no era suficiente mientras algunos en la grada lo veíamos crecer, sacar pequeños gestos de gran delantero que por suerte, nosotros sí, atesoramos para sonreír resignados al verlo elevado a sinónimo de los grandes depredadores del área de todos los tiempos. Desde luego la magia que sacó para fintar al central sevillista y arrastrar a Palop por los suelos en el primer gol es propio de un delantero magistral, pero no muy distinto gesto al que ensayó no hace más de ocho días en el Estadio de los Cármenes. Entonces no, ayer sí. Cosas de fútbol.

Y en mitad de esta ciclotimia perceptiva, viendo todo en blanco y negro y siendo más rápido que el viento, todos tan contentos nos fuimos al descanso. A la vuelta cambió ligeramente el escenario y el Sevilla empujó para conseguir un resultado positivo. No obstante, los esfuerzos andaluces fueron vanos salvo por la mala pata de Loovens que rozó ligeramente un disparo de Medel para despistar a Roberto, quien una vez más estuvo formidable para desbaratar las pocas ocasiones que llegaron a sus manos.

Finalmente, se acabó pidiendo la hora pero más como forma de presión y defensa del resultado que por un temor real. Eso sigue siendo así, donde físicamente ya no llegan los nuestro llega nuestro aliento. Y todos tan contentos. ¿Mañana? Igual acabamos con las provisiones de ansiolíticos de SAFA.

Ficha del partido:

Real Zaragoza: Roberto, Sapunaru, Loovens (Paredes, min. 71), Álvaro, Abraham, Movilla, Zuculini (Romaric, min. 70), Apoño (José Mari, min. 82), Víctor, Montañés y Hélder Postiga.

Sevilla FC: Palop, Cicinho, Spahic, Botía (Fazio, min. 65), F. Navarro, Medel, Maduro (Perotti, min. 45), Rakitic, Manu del Moral (B. Diawara, min. 65), Navas y Negredo.

Goles: 1-0, Hélder Postiga (min. 36); 2-0, Sapunaru (min. 44), 2-1, Medel (min. 69).

Árbitro: Carlos Del Cerro Grande (comité madrileño). Amonestó por el Real Zaragoza a Sapunaru (min. 61), Víctor (min. 78) y Movilla (min. 81). Por el Sevilla a Botía (min. 12), Spahic (min. 63), Navas (min. 90) y Medel (min. 90).

 

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