Complicado, muy difícil, analizar el partido de esta tarde en Vallecas. El Rayo Vallecano se presentaba ante su afición en su vuelta a la primera división y lo hacía frente a quien hace dos veranos se despedía en ese mismo escenario de la Liga Adelante.
En principio sería sencillo hablar de las novedades del equipo, una vez repuestos del vapuleo madridista de la semana pasada, jugaron los nuevos y aparentemente el nivel del rival zaragocista tenía la entidad indicada para comenzar a hablar. Pero tal y como empieza esta crónica, es complicado y muy difícil porque lo que saltó al terreno de juego del todavía Teresa Rivero ni tan siquiera es un equipo.
Excusas y realidades aparte del lamentable estado de un césped de, supuestamente, primera división, lo cierto es que a nuestro querido incondicionalmente Real Zaragoza le falta mucho para ser un equipo. Le falta, para empezar, un esquema definido que permita a los jugadores ubicarse ordenadamente, presuponiendo que esos jugadores sepan ubicarse. La puesta en escena fue la de un 4141, con Meira adelantado a la defensa y una línea meliflua de centro de campo en la que ni Ponzio, ni Ruben Micael, ni Ángel Lafita ni Luis García acabaron de encontrar su lugar y fueron incapaces de hilar más de dos pases continuados ante la aguerrida presión de los rayistas. Mientras, Helder Postiga braceaba una y otra vez en la lontananza pidiendo un balón que nunca llegaba. ¿Por qué? podemos culpabilizar al patatal sobre el que se desarrollaron los noventa y tres minutos de juego pero lo cierto es que eso no hizo que los locales se acercarse, aunque sin acierto, una y otra vez al área de Roberto quien, sin duda, fue el protagonista del partido.
Tanto por parte de unos como de otros, el encuentro invitaba más a acomodarse sobre los cojines del sofá y entregarse plácidamente a la voluntad de Morfeo. Poco que rescatar de tan rácano espectáculo aunque el cambio de esquema en la segunda parte y la introducción en las bandas de Barrera y Juan Carlos dieron algo de chispa a los maños. Y aun así las mejores ocasiones -las únicas- fueron para los madrileños, fundamentalmente la que surgió del penalti infantil cometido por Da Silva al filo de minuto setenta cuando acompañó el rechazo del balón con su brazo. Y ahí es dónde Roberto, despistado a veces en las salidas, nos recordó por qué nos dio tanta lástima verle marchar; se estiró justo a su derecha para sacar el disparo de Javi Fuego. Y no fue la única intervención decisiva que tuvo el Fuenlabrada, también desbarató en la línea de gol un disparo de Michu.
Así pasaron los minutos entre un Rayo muy justito pero conjuntado y un Real Zaragoza que se dedicó la mayor parte del tiempo a correr y correr sin saber hacia a dónde, sin saber cómo ni con quién. Tal cual les ocurre a los pollos sin cabeza.
Rescatado un punto de un empate a malos en el que a ambos se les anuló un gol por parte de Álvarez Izquierdo, a los aficionados de coca-cola y patatas frente al televisor nos queda por saber si Javier Aguirre será capaz de coser la cabeza al cuello de estos pollos, si a parte de a la solidez defensiva -increíble no tenerla con tres centrales y un medio defensivo- aspiraremos a algo más, si Juárez va a ser el jugador que ponga en peligro el juego del resto de sus compañeros en cada partido con duras faltas innecesarias y despistes vitales, si Ruben Micael debe defender o atacar, si Ponzio es suficiente o necesita un apoyo y de qué tipo, ¿Meira o Zucculini?, y sobre todo y ante todo, quién va a asistir a Postiga para que deje de pegarse con los "sparrings" y suba al ring en serio.
Muchas dudas en el aire, pero si el camino es largo más corre el mastín que el galgo. Quedan treinta y seis asaltos.
Ficha técnica:
Rayo Vallecano: Dani; Tito, Arribas, Jordi, Casado; Botelho (Lass, m.61), Javi Fuego, Movilla (Delibasic, m.81), Trashorras (Tamudo, m.64); Michu y Piti.
Real Zaragoza: Roberto; Juárez, Mateos, Ponzio, Paredes; Da Silva, Meira, Micael (Barreda, m.53), Lafita (Juan Carlos, m.71); Luis García y Helder Postiga (Braulio, m.89).
Árbitro: Álvarez Izquierdo (comité catalán). Amonestó a Botelho y Delibasic del Rayo Vallecano, y a Juárez y Mateos del Zaragoza.
Anjuel&Salduie
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