De rebote

26/04/2011 admin

Otra noche de lunes al raso de la Romareda. Con el bocadillo en la mochila y el cansancio acumulado de la jornada laboral metido en el bolsillo, los zaragocistas peregrinaron de nuevo hasta sus asientos para no dejar sólo a su equipo. No es Liverpool marinero, es el Pilar reflejado sobre el Ebro y no es Anfield, es un viejo campo herrumbroso y con mil capas de pintura pero en él nuestro Real Zaragoza nunca, ninguna tarde, ninguna noche ni de verano ni de invierno, ha dado un sólo paso ni pase sólo. A veces más, a veces menos pero siempre con él.

Así pues, arrullado en el calor de las palmas de los aficionados, se plantaron los once de Aguirre en el césped para librar su batalla, con más espíritu de guerra civil que de la mítica heroica de las legiones romanas o de los espartanos. Quien perdiese se soltaba de la mano del otro para caer. Compañeros de viaje, harapientos y agotados, mirándose cara a cara sabiendo que sólo vale la victoria. Eso eran ayer los dos equipos, Almería y Real Zaragoza, dos clubes vencidos por el miedo, atenazados por la ansiedad. Y así salieron al campo. Romos ambos, el local por la ausencia de Uche, el visitante por la falta de oportunidad de Ulloa. Tensos en defensa y perdidos en la medular, sin crear ni cortar. A trompicones.

El equipo maño no se asentó como suele. La falta de referencia en la delantera donde Braulio no llegó a acomodarse y el escaso control del balón en la media convirtieron el partido en una ida y vuelta de pases largos y contragolpes en el que las mejores ocasiones fueron para los blanquillos, sin desestimar el peligro que llevaba Crusat al área de Toni Doblas. Sin embargo, Diego Alves -lo mejor que tiene ese equipo- y los postes evitaron que los locales se adelantasen. La ocasión más clara, a la salida de un corner en el que ni Braulio ni Diogo ni Jarosik fueron capaces de introducir en las redes un balón que estaba empeñado en cortejarlas pero sin intención de pedirles relaciones serias.

Ya en la segunda parte portería y pelota siguieron flirteando con Ander Herrera, Bertolo y Lafita de celestinas. Finalmente, fue Gabi quien decidió tomar cartas en el asunto. Su disparo se estrelló en la cepa del poste para pegar en la espalda de Alves y poner lo que era justo en el marcador. Un gol justo de la manera más injusta en tanto que el portero almeriense estaba realizando una magnífica actuación que no merecía ese desenlace. El fútbol es caprichoso, tanto que a partir de ese momento el resultado en lugar de tranquilidad trajo desasosiego a los asientos azules y blancos. Lo peor no fue el nerviosismo de la afición, lo grave era la angustia de nuestros jugadores.

El Real Zaragoza no supo temporizar el partido y guardar el balón para sentenciar la victoria. Los últimos veinte minutos se convirtieron en un suplicio en el que se sucedían los saques de esquina a favor del Almería, las carreras frenéticas de Piatti, Kalu Uche, Ortíz y compañía rojiblanca. Hasta el portero se empeñó en sumarse a los remates. Una tras otras, Toni Doblas no acertaba a blocar ni una sola pelota, ni Paredes, Jarosik y sobre todo Da Silva a despejarlas a otro lugar que no fuese la línea de fondo. Horror, terror, gritos ahogados y súplicas, manos nerviosas tapando los ojos, respiración entrecortada y el único deseo de que acabase súbitamente. Todavía no, todavía quedaba estrujar un poco más los corazones zaragocistas. Piatti la templó por encima de Doblas desde las proximidades de la frontal de área. Da Silva evitó el fatal desenlace haciendo lo propio con sus nervios y despejando el balón que ya preparaba noche de bodas con la red.

La ausencia de control sobre lo que estaba ocurriendo en el terreno de juego hizo que Ander Herrera -gran partido el suyo- tuviese que cortar en falta un nuevo contragolpe almeriense. Gesto táctico impecable, no hizo daño al rival y consiguió su objetivo pero el ángulo de la entrada hacía inapelable la sanción. Roja y a la caseta cuando todos mirábamos ya el reloj para empezar a pedir la hora.

Fin. Ya no hay más. Nosotros ganamos, ellos pierden. Sin mitades ni grises. Ayer empezó nuestro particular "play-out", al igual que en el baloncesto, nos jugamos seguir en la BBVA al mejor de cinco. El primero, con factor cancha a favor, ya lo tenemos, aunque sea gracias a los rebotes. Todo o nada en veinte días y en Madrid nos espera este sábado el campeón de Copa y semifinalista de la Champions, segundo de la Liga, sencillamente, el Madrid de cada año...

Ficha del partido:

Real Zaragoza: Toni D., Diogo, Jarosik, Da Silva, Paredes, Ponzio, Gabi, Nico Bertolo (N’Daw, min. 76), S. Boutahar (Lafita, min. 53), Ander y Braulio (Sinama.P, min. 60).

Almería: Diego Alves, Míchel, Pellerano, Carlos García, Luna, Juanito (K. Uche, min. 72), Bernardello (Mo, min. 60), Corona, Crusat, P. Piatti y Ulloa (J. M. Ortiz, min. 54).
Goles: 1-0, Gabi (min. 71).

Árbitro: Muñiz Fernández (comité asturiano). Amonestó por el Real Zaragoza a Lafita (min. 82) y Diogo (min. 90). Por el Almería a Carlos García (min. 18), Ulloa (min. 25), J. M. Ortiz (min. 62) y Pellerano (min. 82). Expulsó con tarjeta roja directa a Ander (min. 90).

Anjuel&Salduie

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