El Real Zaragoza recupera su puesto entre los seis primeros clasificados al ganar a la SD Ponferradina.
Primera tarde de manta y guantes en la Romareda para recibir a la Ponferradina. El ambiente gélido no era sólo el que imponía el termómetro sino que la deriva del equipo en las dos últimas jornadas había enfriado el entusiasmo que nos dejó la racha de resultados de octubre y elevado los grados de disconformidad de la grada con el equipo y en especial con el entrenador. A Ranko, al parecer, le van a descontar las próximas jornadas a golpe de última oportunidad y bienvenidos los ultimatum si de ésta sumamos de a tres.
Lavado de cara y de actitud al equipo que se paseó por Santo Domingo el domingo anterior. Todavía con molestias, Diamanká recuperó el timón en el centro de campo e Isaac volvió a la banda derecha. El andaluz, de momento volvió a demostrar que pese a fallos puntuales en el ámbito defensivo equilibra con buena actitud en el ataque y en el apoyo a sus compañeros. Corre más, abarca más, ayuda más. Por otro lado, Papé Diamanká volvió a demostrar que su presencia es imprescindible para el buen funcionamiento del juego zaragocista. Su posición, por delante de Erik Morán y acompañado de Dorca hace más fluida la salida del balón mientras que aporta la presión suficiente al equipo contrario como para que no lleguen a axfisiar a Morán, liberando a su vez a Dorca que ayer pudo sumarse más al ataque y dejar de sufrir momentaneamente en las labores de corte y salida. En resumen, este equipo depende de lo que salga de las botas del senegalés.
Con estos mimbres y el mínimo de actitud que faltó en Alcorcón, el Real Zaragoza dominó el juego desde los primeros minutos sin dar opción a la Ponferradina que tuvo escasas ocasiones en la primera mitad, perfectamente atajadas por Bono. De esta manera, el primer gol vendría en el minuto venticuatro, tras un corner mal despejado por los leoneses, Diamanká recuperó el balón para ensayar el disparo desde lejos mientras sus compañeros salían de la posición de fuera de juego en la que el único que no incurría era Pedro, en última instancia quien engancharía dentro del área la pelota para subir el uno a cero al luminoso de la Romareda.
Siguió la misma tónica y Pedro recostado en la banda izquierda recobró algo de lo que todavía se le recuerda de su primera temporada con la blanquilla. En la banda opuesta, Ángel volvía a desesperar en una posición que no es la suya, aportando tímidos intentos de desdoblarse con las subidas de Isaac que eran más aprovechadas por Diamanka en esa zona que por el no-extremo.
Ya se olían el bocadillo del descanso, los cafés calientes y las pipas, cuando precisamente por esa banda, la derecha, y exactamente Diamanká, bajó un pase largo para encarar hacía hacía el área, ceder atrás a Albert Dorca que asistió a Alfredo Ortuño, sólo ante el portero y la portería, para que rematase a placer, aunque con el suspense zaragocista habitual, ya que antes de entrar el balón golpeó el larguero para acabar alojado felizmente en las redes defendidas por Santamaría.
Buen juego, mejor resultado. Demasiado bueno para ser el Real Zaragoza. A la reanudación, a los dos minutos del comienzo del segundo tiempo, Papé Diamanka se tiró al suelo pidiendo el cambio al haber recaído de sus molestias musculares. El equipo se rehizo con Sergio Gil en esa posición, pero al zaragozano le faltó la presencia física que impone su compañero en la medular y aun sobrado de calidad como demostró en los pases que asistió tanto a Pedro como a Ángel, le falta contudencia en la recuperación y a la hora de mantener la posesión.
Afortunadamente, el equipo rival tampoco está armado para generar mucha inquietud y a excepción de alguna jugada aislada a la contra y de un par de mano a mano que desbarató Bono -que también erró en una salida mal medida ante Acorán-, el resultado final no se inquietó en la segunda mitad. Sí que quedaron minutos tras el empuje de los visitantes para ver cómo no se debe realizar un contragolpe, lección servida por Ángel que sube el balón hasta la frontal rival, en superioridad numérica, para no saber triangular el pase adecuado, ante la desesperación y extenuación de Dorca que acompañaba la jugada por el centro. También quedó tiempo, en el añadido, para el cambio absurdo de Ángel por Abraham. Intranscendente.
Así, la semana empieza de nuevo en ascendente y encarando la visita a San Mamés. Escenario de primera para las miserias de la segunda. Y con veintitrés puntos, cuartos, a tres puntos del ascenso directo esperamos, por enésima vez, que por fin hayamos encontrado el camino que ha de guiar nuestros pasos.
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