Despegando

02/11/2015 @Mariluzsanchez

Nueva victoria del Real Zaragoza en la Romareda para afianzarse como claro candidato al ascenso directo.

El Real Zaragoza se enfrentó en la mañana de ayer domingo al Elche en la Romareda y los blanquillos siguen aumentando la cuantía de buenos resultados. Sin llegar a afinar el buen fútbol que enganche a la grada, sí que los maños van consiguiendo jornada tras jornada generar la solidez suficiente para que el ascenso deje de ser un deseo y sea una realidad tangible.
 
Albert Dorca suplió la baja de Wilk en el centro de campo y la banda derecha quedó cubierta por Ángel Rodríguez. Esas fueron las variantes de inicio en el once de Popovic, empecinado en pensar que Ángel puede ser un jugador de banda cuando es un jugador que carece de regate y desborde, perdiéndolo así en lo que mejor se le da, la definición ante la portería. Los primeros minutos fueron de dominio absoluto del Real Zaragoza y Alfredo Ortuño contó con opciones para adelantarse en el marcador, asistido por Diamanka que sin duda fue de lo mejor del partido. Poco a poco, el equipo perdió la posesión del balón y ahí, como viene siendo habitual, empezó a sufrir aunque los ilicitanos sólo inquietaron de manera puntual la portería de Bono que volvió a demostrar un partido más por qué es el portero titular de este equipo.
 
La primera parte acabó con el cero a cero en el marcador y con un juego espeso que ni la buena circulación de balón de Erik Morán ni la calidad de Papé Diamanka consiguieron dinamizar. Hinestroza no fue el jugador incisivo que nos tiene acostumbrados y el ataque se vio más desasistido de lo que debería.
 
Pero donde este Real Zaragoza sigue creciendo es en la defensa. Diego Rico, Vallejo, Leandro Cabrera e Isaac Carcelén, se combinan a la perfección para mantener al margen cualquier ocasión del equipo rival anticipando el corte, manteniendo la línea lo suficientemente adelantada como para no morir en el área, mientras que las bandas van ganando en acierto defensivo y despliegan velocidad en la salida del balón apoyando el ataque. Cuestión de estadística, un sólo gol en seis partidos y el equipo menos goleado del campeonato.
 
Con estos mimbres, la reanudación en la segunda mitad vino con el primero de los goles zaragocistas. Precisamente, fue Fredi Hinestroza quien en jugada individual batió a Javi Jiménez con un disparo desde la frontal del área y ante la mirada inquietante de sus compañeros que solicitaban la asistencia para remachar el uno a cero.
 
En ningún momento el Real Zaragoza mostró señales de debilidad y esta vez los cambios sí que aportaron ideas nuevas y refresco al equipo. En el minuto setenta, Hinestroza y Ángel dejaron su puesto al recuperado Pedro y a Jorge Díaz. Fueron ellos los que a escasos tres minutos del final hilaron la jugada que dejó a Ortuño sólo frente a la línea de gol para finiquitar el encuentro con el dos a cero definitivo. Fue generoso Jorge Díaz con su compañero y a puerta vacía le cedió el balón al delantero para que aumentase su cuenta goleadora y cumpliese con la máxima que dice que: cuando Alfredo Ortuño marca el Real Zaragoza gana.
 
Nada más, bueno, sí, el cambio de rigor para que entrase, cómo no, Abraham al terreno de juego cuando ya estábamos en los minutos de añadido. En esta ocasión al menos el cambio sirvió para ovación merecida y el reconocimiento a Erik Morán, fundamental para el juego blanquillo que la pelota pase por sus pies de camino al resto del campo, da el tempo adecuado para que cada uno ocupe su posición y el terreno de juego quede mejor distribuido, haciendo más fácil y cómodo el juego para sus compañeros.

Los tres puntos en casa hacen bueno el empate racano de Girona. El resultado refuerza la confianza y la consistencia de este grupo. La clasificación es el dato claro de que estamos en el buen camino. Terceros, a un punto de las posiciones de ascenso directo, marcando ya dos puntos de diferencia con el siguiente clasificado. La semana que viene visitamos la isla maldita, buen momento para cambiar nuestra suerte.