El más difícil todavía

04/04/2016 @Mariluzsanchez

El Real Zaragoza suma su segunda derrota consecutiva y se descuelga de los puestos de play off.

Con ilusión y ganas de remontar tras el tropiezo ante el Girona, así llegaba el Real Zaragoza y los zaragocistas al Martínez Valero. Al final, la ilusión se convirtió en desazón y desaliento. Demasiados kilómetros para tanta indolencia.
 
El once titular del Real Zaragoza se ajustó a las lesiones y sanciones, recolocando de nuevo a Diego Rico en el centro de la defensa y con la vuelta de Isaac al lateral izquierdo. También hubo hueco para ver a Dorca los noventa minutos en el mediocentro y justificar que hace más mal que bien a este esquema. El propio Carreras analizó en la previa del partido frente al Girona que no era un jugador válido para jugar de stopper en solitario, lo cual hace más incompresible la tozudez de incluirlo justo en esa posición. El mismo error táctico que nos costó tres puntos en la Romareda, en tanto a las consecuencias que conllevó el tiempo que se mantuvo en el campo, fue repetido contra el Elche. Sostenella y no enmendalla cuando ya no es tiempo de apuestas ni acoplamientos sino de eficacia y seguridad.
 
Sí que encontró espacio Manu Lanzarote ante las molestias físicas de Hinestroza que no entró en juego hasta los cambios de la segunda parte. Tanto el uno como el otro fueron los aportes más destacados al ataque maño. 
 
El inicio del partido fue bueno. Un equipo bien ordenado, con opciones abriendo las bandas y que se encontró con el premio madrugador de un gol de Guitián al peinar el saque de córner de Manu Lanzarote. Pero tras esto, el equipo empezó a devanecerse poco a poco, se fue desmoronando por el centro de campo en el que ni Culio ni Javi Ros ni Dorca conseguían frenar la verticalidad ilicitana. Sergio León tenía que trabajar poco para encontrarse con el balón en los pies y operativo para amenazar los dominios de Manu Herrera, hasta que en el minuto veinte el propio León se encontró sólo en mitad del área maña para rematar a gusto el empate.
 
El Zaragoza volvió a ser un equipo romo, sin capacidad rematadora y el Elche asustaba cada vez que recuperaba el balón y lanzaba una contra.
 
A la vuelta del vestuario, los blanquillos se quedaron en la ducha. A pesar de que Ángel tuvo la ocasión más clara para volver a ganar ventaja en el marcador, los segundos cuarenta y cinco minutos fueron un regalo para el Elche que apuntilló el partido con un gol de penalti de Sergio León. Este gol vino después de un error recurrente en toda la segunda mitad, ese que hacía que Diego Rico se encontrase paralizado cada vez que le encaraba un rival, incapaz en el corte y lento manteniendo su posición. Seguramente porque, pese a su capacidad de sacrificio, Rico no es central y aunque ante la urgencia su predisposición le haga ser válido para ese puesto carece de las cadencias necesarias para competir durante noventa minutos ahí. Pero es el parche disponible en tanto que Rubén no tiene capacidad física para ser útil y la vuelta de Jesús Vallejo está totalmente condicionada a decisiones externas a éste nuestro escudo.
 
Lluis Carreras movió ficha para la última media hora. Movimiento lento para buscar la remontada, lo que te deja sin tiempo para un plan "b" si él "a" no te funciona. Freddy Hinestroza salió con ganas y revolucionó el juego por la banda izquierda. Tanto él como Lanzarote o el difuso Pedro se encontraron más cómodos y asistidos cuando entró en liza Sergio Gil. Y cuando el equipo parecía recuperar el vigor, el entrenador decidió tachar una de las opciones ofensivas -la única-, sacando del campo a Ángel y metiendo a Dongou que aportó nada y menos al juego del equipo.
 
La oportunidad de rescatar un punto de Elche se fue lamiendo la cepa del poste en una falta sacada por Pedro. Y fin.
 

Nada nuevo y nada de lo poco bueno que sabemos que puede dar este equipo. Cero de lo que dieron durante la racha positiva de las últimas jornadas. Irregularidad e inexplicables ausencias de actitud. Imperdonables cuando ya cuentas con la merma de la aptitud. El sueño del ascenso se ha convertido hoy en una incómoda pesadilla. Esperemos despertar antes de quedar atrapados en esta oscuridad. Hay tiempo. Necesitamos compromiso.