La mala racha y el bache en el que cayó el conjunto zaragocista el pasado mes de enero, se prolonga con la derrota en Pamplona ante un rival directo como el Osasuna. Dos de 24 puntos posibles es un dato desesperanzador. Aún queda mucha Liga, pero Jiménez y los suyos han de espabilar cuanto antes si no quieren que la situación se vuelva insostenible.
El comienzo del partido fue intenso, con un disparo de Rochina que desvió Andrés Fernández, la primera ocasión de varias que desbarataría el meta osasunista. Sin embargo, apenas un minutos después, los rojillos ponían el primer tanto en el marcador, con una pasividad tremenda de los zaragocistas. Armenteros centró sin oposición y Kike Sola le ganó la espalda en el remate a un despistado Paredes.
El dibujo táctico tenía una pequeña diferencia respecto al de Málaga. Esta vez, fue José Mari el que estaba por detrás de la defensa y Movilla algo más adelantado, lo que le obligaba a estar por toda la zona central del campo. El pelado acabó fundido. Se sospechaba que Víctor iba a empezar el envite desde la banqueta y así fue. Se cumplió la premisa de que si Apoño no carbura, el centro del campo tampoco.
Era un partido para ver qué podían ofrecer los nuevos. Bienvenu estuvo desorientado. Sin embargo, Rochina cumplió con las expectativas generadas en los entrenamientos. Tiene trazos de gran futbolista, moviéndose por toda la zona de ataque y calidad técnica acompañada de buena presencia física. Además, el de Sagunto es atrevido a la hora de encarar o disparar. Le faltó el gol, que Andrés se lo impidió en dos disparos peligrosos.
El tanto inicial pesó como una losa durante todo el partido y los maños no supieron derribarla. Cuando se superaron los primeros minutos de desconcierto tras el mazazo del gol, el Zaragoza intentó tener más el balón y llegar a las inmediaciones navarras. Pero se mostraron incapaces de hacer efectivas esas llegadas. No aprovecharon bien las bandas y las incorporaciones de Abraham y Sapunaru al ataque.
El árbitro tampoco ayudó. Velasco Carballo perdonó una roja a Flaño cuando Bienvenu se quedaba sólo ante Andrés, por mucho que el colegiado alegara que Damiá se encontraba cerca del capitán navarro. También mostró un buen número de tarjetas, muchas de ellas sin sentido ni criterio alguno, sólo el común en los árbitros españoles de tender a igualar la balanza.
El Osasuna podría haber marcado el segundo en cualquier momento a lo largo de la segunda parte. La defensa zaragocista volvió a notar sobremanera la ausencia de Álvaro. Paredes no otorga seguridad y Pintér ha estado correcto cada vez que Jiménez los ha utilizado en esa demarcación, pero no entiende el concepto de sacar el balón jugado y se limita a cortar balones aéreos y dar patadones sin ton ni son.
Kike Sola a punto estuvo de repetir el guion de la primera parte pero desperdició tal magnífica oportunidad. Nino y Silva aún tuvieron oportunidad de aumentar el marcador, pero el primero chutó desviado y el segundo se topó con un buen Roberto. El madrileño también estuvo bien colocado a la hora de evitar el remate de Oier, libre de marca.
Mientras tanto, no se puede decir que el Zaragoza no lo intentó, pero su incapacidad se hizo evidente. A los aragoneses, cuando se les adelantan en el luminoso, no saben cómo jugar ni cómo plantear el partido. En definitiva, no saben reaccionar. La única acción de peligro fue una jugada iniciada por Montañés y finalizada por un inmenso Rochina, que logró sacar un disparo entre tres defensas rojillos, marchándose rozando el palo.
El partido se moría poco a poco y al Osasuna le interesaba parar el juego con faltas y pequeñas pérdidas de tiempo. Contuvo al Zaragoza a la perfección. Jiménez dio entrada a Carmona, otro fichaje de invierno y debutante en Primera División, y a Rodri. Sin embargo, el preparador zaragocista quitó incomprensiblemente a Rochina, el mejor del partido, por un Oriol sin ritmo de competición.
Con ese cambio inexplicable se acabó el partido para los blanquillos, porque sólo una falta en el tiempo de aumento dio la última posibilidad al Zaragoza de llevarse un punto a la capital del Ebro. Sigue la racha negativa, con dos puntos de 24 posibles, y dando vida a otro rival directo. O la reacción llega cuanto antes o los zaragocistas sufrirán las consecuencias de este fatal bache.
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