Siguen las carencias, siguen los problemas y sigue la crisis de resultados. Cada partido que pasa da la sensación de que, pronto o temprano, el Real Zaragoza acabará sucumbiendo ante las fauces del descenso. Los pupilos de Jiménez realizaron un encuentro horroroso en todas sus facetas. El colegiado tampoco estuvo acertado, pero con semejante imagen poco se puede exigir. Lo peor es que esta dinámica negativa se va instaurando poco a poco en la plantilla.
Continua la preocupante situación del Real Zaragoza. En estos 11 últimos partidos, salvo el de Málaga y la primera parte contra el Valencia, los maños están dejando una imagen deplorable, sin ideas, orden y una sequía tremenda, sin capacidad de generar peligro alguno. El Sevilla supo aprovechar la situación de los tomates con Navas y Reyes inmensos y un Negredo que lo remataba todo, por mérito propio y por demérito de la escuálida zaga que tenía enfrente.
Sorprendieron ambos entrenadores con la alineación inicial. Jiménez le dio la titularidad en el centro del campo a Pintér y apostó por quitar a Rochina y darle la oportunidad de recuperar los galones a Víctor que hace muy poco tenía. El trivote llevaba algo de lógica, ya que buscaba aguantar al centro del campo tan físico del Sevilla. Por su parte, Emery demostró su desconfianza en Botía y trasladó a Navarro al centro de la defensa, poniendo en liza al canterano Alberto Moreno.
El equipo aragonés salió bien plantado al campo aguantando las acometidas de los hispalenses, pero dio la sensación de tener poca consistencia y seriedad. El Sevilla buscó explotar las bandas con la velocidad de sus atacantes, sostenidos por Medel y Kondogbia y aprovechando la calidad y la llegada de Rakitic. Jiménez y sus pupilos eran conscientes de ello y tiraron el fuera de juego a la perfección durante todo el encuentro, siendo lo único que hicieron bien.
Todo el planteamiento de Jiménez se desbarajustó inmediatamente con el primer gol. EN una falta lateral, Rakitic pone un balón raso a Negredo que ante la atenta mirada de todos los zaragocistas, recibe sólo en el área pequeña, toca de espuela y el balón va a parar a las botas de Coke para que lo introduzca entre los tres palos.
La zaga quedó evidenciada con esta jugada. Además, hacía gala de una blandura excesiva en los despejes y una salida nefasta del balón. Sapunaru tal vez realizó el peor partido de su carrera. Navas le ganó en numerosas ocasiones la espalda a Abraham. Pero el centro del campo no ayudó en nada a suplir estas carencias, ya que fueron superados por la dupla Medel-Kondogbia, dejando incluso al croata Rakitic muy libre.
Existía un gran espacio entre defensas y centrocampistas facilitó la llegada de la segundo línea sevillista. Pintér dejó claro una vez más que no sirve para jugar en el centro del campo. Su lentitud dificulta mucho el juego de sus compañeros y le hace incapaz de cumplir la función de hombre bisagra, multiplicando los esfuerzos obligados de José Mari.
Estos problemas se acentuaron aún más con la expulsión de Babovic. Por una falta Hernández Hernández le sacó dos amarillas. Sí, sólo una, porque la primera no la cometió el serbio sino Sapunaru. Dejando este detalle aparte, el colegiado aplicó un doble rasero porque el joven Moreno también pudo haberse ido perfectamente a la calle. El árbitro estuvo mal en términos generales, ya que anuló un gol legal de Negredo. La duda queda en un posible penalti de Medel a Postiga en el comienzo del envite, muy riguroso.
Pero por mucho que se pueda centrar la atención en Hernández Hernández, la verdad es que sólo existió un equipo en el terreno de juego. Ya en la segunda parte los aragoneses salieron con buenas intenciones, pero un disparo inapelable de Coke (al que nadie sale a presionarle) mandó al traste cualquier esperanza de remontada.
A los de Emery se les puso el partido muy de cara. Decidieron darle el balón a un Zaragoza inocuo y desordenado. Su inoperancia ofensiva es más que alarmante. La primera ocasión real de peligro fue un disparo raso muy flojo de Abraham que salió por poco una vez ya pasada la media hora de juego. Y, la oportunidad más clara la tuvo a balón parado. Palop se equivocó en el despeje y la pelota que quedó suelta no fue adecuadamente aprovechada y acabó sacando Medel bajo palos con la inestimable ayuda del travesaño.
Jiménez dio entrada a Rochina y Bienvenu para intentar por lo menos generar peligro. Pero los de Nervión aprovecharon la contra para matar a su oponente. La primera fue una magistral combinación entre Reyes y Navas que acabó con el tanto del utrerano. Y en la segunda, Reyes volvió a marear a todo el que le salió a la carrera y dejó un balón plácido para que Negredo sentenciara definitivamente. Pudo hacer más sangre el Sevilla, pero Navas no estuvo acertado.
La agobiante racha del Real Zaragoza se alarga una semana más. En el Sánchez Pizjuán no dejó las sensaciones oportunas para la llegada de la remontada tan ansiada y esperada, que está tardando demasiado. Por mucho que se intente echar la culpa al árbitro y a las bajas que padece la plantilla, con una defensa paupérrima, un ataque inocuo y un juego nulo, pocas coartadas quedan.
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