Entre el frenop

12/04/2011 admin

Es muy complicado hablar de lo que aconteció anoche en la Romareda. Nada era normal y casi rayó lo esperpéntico. En realidad, la mejor crónica del partido de ayer sería decir que el Real Zaragoza consiguió los tres puntos y mantiene virtualmente los dos pies en Primera.

Poco podemos hablar del trabajo táctico de los oponentes, no hubo continuidad suficiente en el juego para sacar conclusiones claras. Tan sólo en la primera parte vimos a los muchachos de Aguirre plantados en el campo con un orden perfecto. 4141 para ahogar al Getafe en la presión, un Getafe que juega sin mucha habilidad a hacer malabares con antorchas al colocar a la defensa muy adelantada, apoyada por un portero, Ustari, que pisaba más el círculo central que su propia área. Muy confiado debía de estar Michel en Manu del Moral y Colunga, en la creatividad de Boateng, Miku y Casquero para plantear ese partido.

Pero había un plan B en todo esto, y si bien el único recurso getafista en el ataque era apelar a la velocidad de Colunga -que por suerte no tuvo su noche- y aplicar verticalidad a su juego, también se emplearon a fondo en enredar el partido en la medular. Aquí hay que apreciar que este plan B jamás hubiese funcionado sin la inestimable ayuda de Estrada Fernández, posiblemente el peor árbitro del año -siendo benévolos-. El problema del colegiado no fue que perjudicase al Real Zaragoza de forma clamorosa o malintencionadamente o en una jugada puntual y decisiva. No. La cuestión es que era en esencia malo, falto de criterio y de equidad en las decisiones. Quizás el ejemplo más sangrante fue el de Boateng ya que el medio del Getafe se empleo a fondo en entradas de costado, por detrás, desplazamientos en carrera, hizo camas, mantelerías y cubertías, en resumen lo que le dio la gana y no recibió la tarjeta amarilla hasta el minuto sesenta y siete. Luego, siguió realizando su labor destructiva impunemente. Hubo penaltis en ambas áreas, goles legales anulados, fueras de juego que en la grada no se entendieron. Un ir y venir de despropositos que desquiciaron al público y a los jugadores.

Por suerte, tal y como comentábamos, durante los primeros 40 minutos el Real Zaragoza se comportó como lo que es, un equipo de primera. Sólido, solidario, rápido y eficaz. Con esas premisas, al cuarto de hora del comienzo, Leo Ponzio aprovechó un balón en segunda línea para dejar inútil la estirada de Ustari.

Raso por izquierda del portero hasta el fondo de las redes. Se siguió jugando y tocando, intentando regatear al viento que ayer andaba por el césped embrujando al balón. Ander Herrera se desfondó en el centro de campo recuperando y regalando balones a sus compañeros, Gabi se multiplicó empujando al equipo hacia arriba mientras que Leo Ponzio echaba puntadas para zurcir los descosidos de la defensa que, como casi siempre, se desgarraba por los laterales ya que la inédita pareja central formada por Lanzaro y Da Silva cumplieron su misión con solvencia. La misma solvencia que tuvo Toni Doblas, de vuelta a la titularidad, para desbaratar las ocasiones, pocas, más claras que tuvieron los madrileños -dícese de los habitantes de la Comunidad de Madrid-.

Y Ustari seguía oteando el horizonte muy lejos de los tres palos y Uche lo vió. Uche corrió, Ustari reculó, sus centrales a duras penas llegaron pero llegaron, lo justo para habilitar a Nico Bertolo a la izquierda que culminó la jugada del nigeriano llevando la felicidad al zaragocismo. Antes de eso, a Boutahar -de vuelta al once titular- había marcado pero el linier y el árbitro estimaron que el balón había salido por línea de fondo cuando Da Silva la devolvía al centro del área para el remate del holandés. Imposible de ver desde el graderío, según las imágenes de televisión vía radio en directo el gol era legal.

Desgraciadamente, hay querencias que no se quita uno tan fácilmente de encima y el Real Zaragoza tiene la costumbre de su jugada tonta semanal -hay días que eleva la media- y sabíamos que tenía que llegar. Fue en el minuto 46, fue en ese rato que el señor de negro nos ofrendó a los aficionados quizás para que amortizásemos la entrada. El barullo en el área pequeña lo resolvió Casquero justo antes de que los equipos se fuesen a descansar que falta les hacía.

En la segunda parte las situación comenzó y terminó así. Getafe volcado en el campo zaragocista y el Real Zaragoza con el botón de turbo conectado cada vez que robaban un balón. La mala fortuna fue que Uche no estuviese más fresco ni Bertolo más acertado de haber sido así ayer Ustari hubiese acabado con lumbalgia. La tuvieron Obradovic, Uche, Bertolo -en más de una ocasión-... por todas las botas pasó la esperanza de vivir unos minutos de tranquilidad por parte de los maltrechos coranzoncitos zaragocistas. Pero nada, parece que las fichas de los jugadores se las vaya a pagar Agapito -qué tranquilo vivió ayer- con acciones de una empresa de desfibriladores.

Tuvo que salir Ponzio del terreno de juego y se tambaleó el equipo. Tuvieron que recoger con cucharilla a Ander Herrera y perdió ritmo el juego. N'Daw y Jorge López dieron lo que tenían, el uno fortaleza y el otro su lángida calidad. A partir de entonces, dicen que en el amor y en la guerra todo vale y el fútbol es amor por unos colores y guerra en el campo, más cuando la batalla es a vida o muerte. En ese todo vale ayer apareció una de las tretas más utilizadas y que en la Romareda no es habitual -por no decir que era la primera vez que se vio-, la conjura de los recogepelotas, el banquillo y la grada para que el partido terminase lo antes posible introduciendo balones o reteniéndolos según conviniese. Normal el enfado de Michel y sus jugadores pero esto es más viejo que el hilo negro, seguro que más de uno os acordáis de la inversa de este sistema que sufrimos en la semifinal de la Recopa en Londres, cuando se solía jugar todo el partido con el mismo balón y sin embargo en Stanford Bridge siempre había un balón disponible para los hombres del Chelsea. En el recuerdo también el Reyno de Navarra y el Sánchez Pizjuán. Sólo un pero, tal vez la inexperiencia en la perrería nos llevó al abuso y exceso. Todo tiene su justa medida, bueno, menos el árbitro de ayer que siguió a su ritmo propio hasta que le salió del pito señalar el final del encuentro.

Sudores fríos y agotamiento. Gracias, gracias a todos los zaragocistas que ayer, después de la jornada de trabajo o de salir de clase, incluso después de haber tenido que perder esas clases, se dejaron la garganta y espíritu animando a nuestro pequeño león. Especialmente GRACIAS a los que estáis ahí desde los calores de agosto. Ahora seguimos, ya queda menos y hay que seguir, seguir pensando qué hubiese pasado hace cuatro años si aquellos hubiesen tenido la mitad de coraje y pundor que estos y qué pasaría si estos tuviesen la mitad de calidad que aquellos. Preocupémonos del presente, del partido en Villarreal y de los lunes a la luna que nos quedan.

Ficha técnica:

Real Zaragoza: Toni D., Diogo, Lanzaro, Da Silva, Obradovic, Ponzio (Jorge López, min. 68), Gabi, S. Boutahar (Lafita, min. 85), Ander (N’Daw, min. 74), Nico Bertolo y Uche.

Getafe CF: Ustari, Torres, Marcano, Cata, Mané, Boateng, Casquero (Arizmendi, min, 80), A. J. Ríos (Sardinero, min. 45), Manu, Colunga y Miku (Parejo, min. 68).

Goles: 1-0, Ponzio (min. 14), 2-0, Bertolo (min. 34); 2-1, Casquero (min. 45).

Árbitro: Estrada Fernández (comité catalán). Amonestó por el Real Zaragoza a Toni Doblas (min. 45), Gabi (min. 48). Por el Getafe a Marcano (min. 17), Casquero (min. ), Boateng (min. 68).

Anjuel&Salduie

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