El Real Zaragoza, ahora mismo, es como esas desapacibles mañanas de noviembre, entre el cierzo y las nubes que pasan rápido soltando gotas frías de lluvia. Esas en las que sólo deseas llegas lo antes posible a algún lugar para relajar los hombros y quitarte el frío de las orejas. Y de repente, cuando más te ha cuajado el frío y más indiferente estás del mundo, notas un pequeño golpe de calor, un rayo de sol pasajero que roza tu cara enrojecida. Días de borrasca, víspera de resplandores que cantaban Héroes del Silencio.
Silencio rabioso el que pidió Sinama a la grada cuando -por fin- encontró la fortuna del gol, ese tesoro escondido que tanto le cuesta encontrar a este Real Zaragoza. Nos tocó asentarnos al final del río donde ya le han sacado toda las pepitas de oro al cauce y sólo quedan sedimentos de estío. Y sin embargo, ese barro secado al sol puede sacar buenos adobes para la construcción. A falta de riqueza tenemos obreros, gente como Gabi que luchó hasta el último minuto sin desfallecer, sin mirar ni una sola vez al suelo. Él es el capitán.
Ayer el guionista del partido estaba inspirado. Durante media hora, permitió que los zaragocistas llevasen el peso del encuentro, creasen fútbol, atacasen una y otra vez, por las bandas, por el centro, en pase largo, en pase corto, pero les negó de manera cruel la posibilidad de tirar entre los tres palos. Demasiado tranquilo vivió la primera parte Juan Pablo para lo que la lógica dice que debería haber sido, pero no debemos olvidar que la lógica no existe a este lado de la acequia. Para poner más tensión en la ya de por sí frenopática grada de la Romareda, un segundo de relajación que se tomaron Nico Bertolo "El recuperado" e Ivan Obradovic, sirvió para que la estirada de Toni Doblas fuese inútil ante el tiro de Lora que fue desviado por la pantorrilla del serbio hasta su destino fatal. Subida de tensión -en todas las acepciones de la palabra- en la grada y al descanso sin descanso.
Aquí nuestra crónica continúa en el minuto dos de la segunda parte. ¿Qué ha pasado?. Penalti y roja a Jarosik. ¿Qué?. Nubes negras y mañana buena rosada sobre los campos de Zaragoza. ¿Qué hacemos? si ya ni la voz te sale para gritar. La idea era ir a por el partido, Gay hizo su declaración de intenciones quitando a Obradovic, introduciendo a Ponzio de falso lateral y acompañando arriba a Pongolle de Braulio, esa era la idea. La realidad que escribió el maldito guionista fue que antes de echar a andar tan brillante plan, el equipo maño se quedase con un jugador menos, con la defensa desarmada y la derrota encajada como un puñetazo en el estómago.
El Sporting cuenta con mucha velocidad para salir al contra ataque y eso no es bueno para la retaguardia zaragocista. Del mismo modo que no lo era la guarnecida defensa de los gijonenses para la escasa efectividad maña.
Lo que no esperaba el autor es que los personajes se le rebelasen. Quién iba a imaginar que Ponzio, Contini y Diogo iban a crecer varios centímetros para tapar el hueco del ausente. Se le volaron las hojas por la ventana al creador de tan magnífica tragicomedia en el mismo momento que Gabi, Ander, Bertolo y Braulio decidieron que no era un día para perder. Y las musas se vistieron de flamenco y bailaron rumbas al ritmo que marcaba Toni Doblas en su feudo. De aquí no pasan más. Sin argumentos se quedó su pluma cuando Sinama Pongolle rompió las reglas del juego marcando dos goles, uno con la derecha y otro con la izquierda. Pero al malévolo artista le quedaba un as en la manga, Jorge López, quien llevaba escalera de color y se la jugó para unirse a la rebelión, igual que lo hizo Marco Pérez.
Exhautos, agotados, perdiendo las medias, así terminaron los mañicos del león en su pelea contra su propia mediocridad. Diez que valieron por once, pero once que no valen una victoria. Y te da por pensar, si dando hasta lo que no tenemos no fuimos más allá del empate, qué futuro nos espera dentro de quince días en la Catedral, qué será de nosotros dentro de veintiuno frente al Barça, qué redención esperamos encontrar en el campo del líder, si nunca nos sentó bien el aire de levante. Será lo que tenga que ser, lo importante es que nosotros no dejemos de ser lo que somos.
Ficha del partido (as.com):
Real Zaragoza: Toni Doblas; Diogo, Jarosik, Contini, Obradovic (Braulio, min.46); Ponzio, Gabi; Lafita (Jorge López, min.69), Ánder Herrera, Bertolo; y Sinama Pongolle (Marco Pérez, min.75).
Sporting de Gijón: Juan Pablo; Lora, Botía (Jorge, min.59), Gregory, José Ángel, Rivera (Matabuena, min.75), Eguren, Ayoze, De las Cuevas (Bilic, min.70), Diego Castro y David Barral.
Goles: 0-1. Min.33: Obradovic en propia puerta; 0-2. Min.47: Diego Castro de penalti; 1-2. Min.57: Sinama Pongolle; 2-2. Min.61: Sinama Pongolle.
Árbitro: Ayza Gámez, del Colegio Valenciano. Amonestó con cartulina amarilla por el Real Zaragoza a Diogo y Ánder Herrera y por el Sporting de Gijón a Botía, José Ángel y Juan Pablo. Expulsó con tarjeta roja directa a Jarosik en el minuto 47.
Incidencias: Partido correspondiente a la sexta jornada de la Liga de Primera División celebrado en el estadio de La Romareda, de Zaragoza, ante unos 22.000 espectadores con buena temperatura y viento y terreno de juego en buen estado.
Anjuel&Salduie
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