#Estosepara

07/11/2017 @Mariluzsanchez

El Real Zaragoza perdió por tres goles a uno en su partido del lunes frente al Huesca. Deja así atrás la racha de invicto desde septiembre y se aleja de las opciones de acercarse al play off.

La llegada del frío invierno a Zaragoza empezó ayer. Un lunes de noviembre abatido por el cierzo que se perdió en la noche entre el valle y la montaña, en  el llano oscense donde se quedaron las buenas intenciones.
 
Después de una semana de nueve días el Real Zaragoza afrontaba su partido contra la SD Huesca con la necesidad de comenzar a apuntalar con resultados sus buenas intenciones. Pero la buena disposición de un equipo de la parte alta de la clasificación como lo es coyunturalmente el Huesca frenó en seco y enfrió los ánimos de una afición que ahora ya empieza a dudar de que esta vez sea la definitiva.
 
El equipo de Natxo González dejaba dudas desde el minuto cero. El planteamiento del once titular donde la clarividencia de Febas era sustituida por un insuficiente Javi Ros y la frescura de Delmás por un previsible y fuera de forma Alberto Benito, hacía torcer el gesto a más de uno antes del inicio del encuentro. La entrada de Guti junto a Zapater en sustitución de Eguarás tampoco acababa de ofrecer un una imagen más positiva de lo que se iba a desarrollar sobre el verde del Alcoraz. Los noventa minutos posteriores no hicieron más que confirmar lo que esto anticipaba.
 
La pizarra dejó paso a la realidad que pese a un primer cuarto de hora aparentemente igualado se impuso poco a poco en el marcador. Y es que la realidad de la Segunda División no es otra que la que indican los resultados. Cruel y seca realidad para un zaragocismo que en esta temporada se quería reconectar con su equipo.
 
Toquero y Borja Iglesias parecían conectar en la delantera haciendo menos acuciante las carencias de la medular, pero entonces Borja hizo lo que un delantero no se puede permitir hacer en estas circunstancias. Perdonó y Melero devolvió el golpe carente de la misericordia e inocencia del que el panda dotó su acción. A los dieciséis minutos el Huesca comenzaba a aclarar el resultado final. Poco a poco los oscenses se fueron haciendo dominadores de un encuentro que era deseable que en el descanso se volviese a estabilizar tanto por las necesidades del rival como lo que de un partido de este tipo se espera.
 
Sin embargo, la charla de intermedio de Natxo González a sus jugadores no surtió ningún efecto. Por el contrario, la pasividad y la indolencia fue ganando terreno hasta encajar el segundo gol de la noche. El Cucho Hernández dejaba al descubierto las vergüenzas de este Real Zaragoza al que el entrenador no supo hacer reaccionar ni siquiera con la entrada de Araujo por Buff que en teoría debía dotar de más presencia en el área a los blanquillos. No obstante no fue así, tampoco Febas ni Pombo cambiaron el mal rumbo del equipo.
 
En el minuto ochenta y dos, Zapater de libre directo iluminaba un poco la noche ya cerrada pero en apenas sesenta segunda se borró la media sonrisa maña. De nuevo el jovencísimo delantero azulgrana dejaba a la defensa zaragocista en jaque.
 
Dicen que fue histórico, tal vez, desde luego inédito. Nunca el Huesca había ganado al Real Zaragoza en Liga, que vuelva a ocurrir dependerá de capacidad de los blanquillos para sumar competitividad a su listado de características. Son un equipo joven, con talento, bien compenetrado, comprometido, ambicioso pero con la constante sensación de que todo sea un entrenamiento, se asemejan más a grupo de universitarios en su último año de carrera buscando una oportunidad que a un grupo de profesionales con el objetivo claro y único de rescatar para el fútbol de élite a este club.
 
A ritmo de Kase.o hemos dejado pasar una pretemporada, llegó el inicio de Liga, pasaron los pilares, tres eliminatorias de Copa y nos plantamos en noviembre. El clásico noviembre negro de nuestra reciente historia, historia larga y pesada que parece lastrar más que ayudar a calcular las expectativas con coherencia. Se va parando lo que no paraba, quizás asfixiado por el exceso de entusiasmo de una afición demasiado grande para un presente tan pequeño y la vez tan profundamente complejo. El resultado de este lunes debe ser el embrague para el cambio de marcha necesario... o para dejar esto, de nuevo, en punto muerto.
 
*Imagen: heraldo.es
 

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