Jugando a nada

23/11/2015 @Mariluzsanchez

El Real Zaragoza suma su segunda derrota consecutiva, la primera como visitante, y sale de los puestos de play off por el ascenso.

 Decía Ranko Popovic durante la semana que a este equipo, al Real Zaragoza, no le falta fútbol sino gol. Verdad a medias viendo lo ocurrido en el campo de Santo Domingo, efectivamente, tiene razón el entrenador al decir que estamos ausentes de gol, la otra mitad de la certeza es que tampoco tenemos fútbol.

Se puede jugar feo y esperar a que la pelotita entre o no entre, bordear la mala suerte con juego soso y simple. Eso es fútbol, lo de ayer frente al Alcorcón no lo es o mejor dicho, es mal fútbol. Volvían Bono a la portería y Vallejo al centro de la defensa, el primero cumplió con creces su función, el segundo por momentos olvidó que juega con y por un equipo y adoleció de individualidad en sus acciones que, si bien en su posición no tiene porqué ser decisivo este hecho, sí que rompe la solidez del cimiento sobre el que se basaba el éxito de este grupo, una defensa organizada y conjugada con el centro de campo. Esa segunda línea se ahogó en la presión del Alcorcón, el balón o llegaba o no pasaba de Erik Morán y ahí moría el Real Zaragoza. Ni Aria, ni Pedro, ni Hinestroza tomaron galones y tan sólo algún pase largo perdido o alguna carrera de de Diego Rico por la banda izquierda, la derecha fue inócua con la vuelta de Marc Bertrán, consiguieron conectar con Ortuño en la punta. 
 
La desgana se materializó con el gol de los madrileños. Un fallo de bulto de Cabrera dejó a Óscar Plano a solas con Bono que no dió más de sí para achicar los contragolpes del Alcorcón. Y hasta aquí. Orden táctico y velocidad es suficiente para que cualquier rival desmonte los escasos argumentos futbolísticos de este Real Zaragoza. Y lo que es más grave, la falta de actitud deja al descubierto la ineptitud y las carencias de la plantilla. No hay más de donde rascar, ni en el campo ni en el banquillo.
 
Después del descanso, Ángel ocupó la posición de Aria que no entró en juego en ningún momento. La alternativa parecía válida, sumar un atacante al juego es el principio para buscar la victoria, sin embargo lo que ocurrió es que se amontonaron los jugadores en la línea ofensiva de manera estática, como ha ocurrido otras veces. Tener más efectivos arriba no es sinónimo de gol si nadie hace que el balón llegue hasta ahí, si todos esperan y nadie se ofrece para moverlo. Popovic volvió a mover ficha con la entrada de Sergio Gil por Erik Morán, pero el juego no cambió porque la posición seguía sitiada por el orden alfarero. Por último, sacó del terreno de juego a Marc Bertrán para introducir a otro jugador, Jorge Díaz, más en el frontón inoperante en el que se convirtió la delantera zaragocista. Ni un sólo disparo de mérito para semejante despliegue, únicamente una jugada de Ángel en fuera de juego, estado natural de los jugadores de vanguardia ultimamente.
 
En definitiva, el Real Zaragoza jugaba ayer a las 19'15h y todavía se espera su comparecencia. No salió a jugar. No hubo ni gol ni fútbol, con la carencia de lo primero se puede trabajar o fichar, con la ausencia de lo segundo la solución es complicada. Hay un objetivo nítido y bien definido, para ello hace falta regularidad y compromiso. Imposible de alcanzar si se sigue experimentando en lugar de asentar los cimientos que parecían estar hace tan sólo un mes. La regularidad sigue siendo la asignatura pendiente de Ranko y sus chicos, y lleva ya un año el serbio buscándola. ¿Hasta cuándo?
 

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