La cr

15/05/2012 admin

Invencible.

…And whatever they say
Your soul's unbreakable

During the struggle, they will pull us down
But please, please, let's use this chance to turn things around
And tonight we can truly say
Together we're invincible, together we're invincible…

…Y digan lo que digan, tu alma es inquebrantable. Durante la batalla, ellos nos tirarán por bajo, pero por favor, por favor, vamos a usar esta ocasión para cambiar las cosas y esta noche podremos decir realmente que juntos somos invencibles, juntos somos invencibles…

Este es el inicio de una crónica que no va a hablar de goles aunque sea sobre fútbol. No agitará las polémicas arbitrales aunque sea completamente arbitraria y parcial. Esto no es la historia de un partido, es la historia de una ilusión, de un mundo distinto dentro de nuestro triste mundo que nos hace felices y que pinta amaneceres de blanco y azul.

Esta es la historia del zaragocismo, de los que estuvieron, están y estarán. De los quince mil de Sevilla y los doce mil de Levante. De los diez mil de Getafe y de esa niña chica que aprendió sus primeras carcajadas con el león.

Os podríamos hablar de la tensión que se vivió en el Alfonso Pérez, de cómo Jiménez planteó el partido como una verdadera final, de la temporización en el juego y la victoria de la prudencia por no volver a fallar. Pero preferimos hablar de una semana llena de mensajes cruzados llenos de solidaridad en busca de una entrada, del sorteo de sueños que propuso el Real Zaragoza para llevar a fiel armada hasta los alrededores de la capital de España. Ellos, los jugadores, escribieron en sus camisetas por quién iban a ganar, nosotros, los aficionados, escribimos a fuego en nuestras almas a quién no íbamos a abandonar jamás. Nunca sólo.

Os contaremos casi cuatrocientos kilómetros de esperanzas, las que se han ido colando desde marzo por entre las grietas que gol a gol Jiménez y sus chicos fueron abriendo en la presa que contenía nuestra fe. A golpe de patadas la tiraron abajo y dejamos atrás la vergüenza y la pena para sentarnos en un autobús, no importa a qué hora, no importa cuál el camino de regreso. Billete únicamente de ida para rescatar nuestras vidas.

Gracias. Gracias a los que entre baches y más baches cruzaron el puerto de Morata, a los que no pusieron precio a la salvación. A los que buscaron una servilleta que fotografiar para recordar un bonito día.

Gracias porque ahora podemos decir, decir de verdad, que juntos somos invencibles. Y es que la afición es el mayor patrimonio de este club. Da igual el tiempo que pase, el frío que haga o el grado de sufrimiento que nos intenten infligir, desde dentro y desde fuera, da igual su desinterés y tu odio, nuestras bufandas abrigan más que el infierno a este león hermano, este león hijo, este león amado. Siempre estamos y siempre estaremos, por ti, sólo por ti, nada más que por ti.

El domingo, el zaragocismo volvió a dar una lección al resto del mundo. Esos son nuestros maletines, mochilas con bocadillos, neveras con latas y muchas ganas de vencer. Ese nuestro soborno, horas sin dormir. Marcar goles con el alma nuestro cheque en blanco.
Plegamos ya las banderas, colgamos las camisetas, cerramos la caja de los recuerdos. Manolo Jiménez cumplió su promesa y bailó una jota a pies de la Pilarica. Y con jota nos despedimos: «Qué sería un baturrico / sin la cabecica atada / si aun llevándola atadica / dice las cosas tan claras».

Anjuel&Salduie

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