LA DIFÍCIL POSICIÓN DEL MEDIOCRE

20/11/2006 admin

El mediocre era feliz. Estaba bien considerado, tenía un trabajo muy tranquilo, poca presión, nula responsabilidad y sus errores eran enmascarados contínuamente. Gozaba incluso de cierto prestigio además de los privilegios de su cargo. En resumen, vivía de cojón.

Pero mira tú por donde, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y de repente, casi como de la mañana a la noche, cambió todo. Nuevos objetivos, nuevos patronos, nuevos jefes...exigencias. Qué duro. Qué difícil. Qué complicado.

El mediocre no sabía lo que hacer. El mediocre deambulaba buscando algún rincón donde esconderse. Añoraba tiempos mejores. Añoraba los viejos tiempos.  Añoraba aquella seguridad, aquella comodidad, aquellos privilegios y añoraba sobre todo el prestigio. Esa leve fama que le permitía algunos discretos excesos.

El mediocre tardó, pero finalmente se dio cuenta de que sólo le quedaban dos salidas: ganarse el puesto o coger la puerta lo más dignamente posible. Evaluó sus posibilidades, el esfuerzo a realizar para ganarse el puesto, para ganarse la confianza de los nuevos, para ganarse a esa gente que antes le adulaba y ahora le repudiaba. Y decidió que no merecía la pena. Demasiado esfuerzo para tan poca recompensa.

Discretamente, el mediocre recogió sus cosas y se marchó sin hacer demasiado ruido. Un suspiro de alivio salió del fondo del pasillo, y todavía está por ahí, retumbando de despacho en despacho...

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