Dicen que quien hace lo que puede no está obligado a más. Una versión menos simplista de este planteamiento vendría a ser que el reconocimiento de las limitaciones propias son las que marcan las metas y los triunfos, sofocando las frustraciones. Frustrante es ir al Camp Nou creyendo que vas a ser la portada de todos los periódicos al día siguiente y acabar, efectivamente, siéndolo por la goleada encajada. Cruzar la meta con satisfacción es ir al Camp Nou reconociendo la superioridad del rival, siendo humildemente conscientes de que no es el frente de guerra adecuado donde cavar trinchera y acabar siendo la portada de todos los periódicos porque la teoría de economía de esfuerzos ha sido válida para mantener a raya y ser derrotados únicamente por la mínima por el hipercampeón del S. XXI.
Javier Aguirre dispuso a los efectivos zaragocistas sobre el terreno de juego con la intención de recibir el menor número de goles posibles. A pocos metros de la portería, una férrea línea de cinco con Jarosik, Lanzaro, Da Silva y cerrada en los laterales con Diogo y Obradovic, justo pegados a ellos N’Daw y Pinter, además de Bertolo y Ander Herrera que trataban de paliar la soledad de Sinama. Falta uno en el recuento. Falta el uno. Falta Toni Doblas, Don Antonio desde anoche. La actuación del cancerbero sevillano sólo tiene un calificativo: impecable. Lo paro todo, a todos y con todo. Por alto, por bajo, a media salida, bajo los palos, mano a mano, con el pie, con la mano, con el hombro, a Messi, a Bojan, a Villa, a Alves, a Xavi. Daba igual porque ayer Doblas estaba en estado de gracia, bendecido por la Esperanza Macarena y la del Pilar que le jugaron de farol a la Moreneta.
Los minutos fueron pasando a cámara lenta, muy despacito, mientras el Barcelona la tocaba, sobaba el balón y buscaba caminitos hacia el gol. Sin embargo, contra todo pronóstico y casi contra natura el caminito lo encontró Bertolo, que le ganó la carrera a Milito y puso en un aprieto a Piqué y Valdés que tuvieron que mandar el balón a corner. Luego el monólogo siguió, pero también continuó el cronómetro su sendero. Minuto veinte. Minuto treinta. Y el encargado del marcador comiendo pipas todavía. Minuto cuarenta y, desgraciadamente, el único respiro que se permitió la zaga zaragocista fue aprovechado en mitad del barullo por Keita para hacer saltar el luminuso y que a los maños se nos pusiera un gesto de resignación de los que acompañan un fue bonito mientras duró.
Uno a cero al descanso. No está mal. Pero, ¿de qué alegrarse?, ¿qué tiene de bueno este aburrimiento de partido?, ¿has visto los porcentajes de posesión?, pero si el Barça no se ha bajado ni del autobús. Sí, claro, pero a Goliat lo mató una simple piedra y Rocky nunca ganó un combate sin acabar con la cara como un mapa mundi sin google maps que lo reconociese. Cuando el rival es más grande hay que saber ser encajador y ayer el Real Zaragoza tuvo cintura y fortaleza física para encajar los golpes sin caer noqueados y eso, acostumbrados a cruzar el Llobregat con la bandera blanca entre los dientes, a los zaragocistas nos reconforta y nos saca media sonrisilla porque fue sólo uno y no cinco.
Sonrisa entera cuando Guardiola tiró de séptimo de caballería ya al final del partido y puso a jugar a Villa y a Iniesta. Aguirre limpió la recámara y cambió los perdigones de Bertolo por los de Uche, luego cambió juventud por experiencia quitando a Pinter y a Herrera por Edmilson y Jorge López. Fue precisamente la experiencia de Edmilson la que precisó un pase de cuarenta metros para que Sinama le ganase la carrera a nada más y nada menos que a todo un campeón del mundo como Gerard Piqué y se plantase ante otro mundialista para perder la fe en un flojito remate que desbarató Valdés. Para entonces Sinama ya se había partido literalmente el pecho contra Gaby Milito que jamás debió terminar el encuentro por su recreación de De Jong vs Xabi Alonso en Sudáfrica 2010.
Y el reloj siguió y Doblas paró, Sinama corrió, Uche lo intentó, N’Daw creció y el desprecio de quien fija sus metas más allá de la realidad nos convirtió en una sombra inadvertida bajo los pies de los que creen que el fútbol es sólo un cartel publicitario, muy europeo pero al fin y al cabo de cartonpiedra.
Lo de ayer en el Camp Nou, por si alguien todavía lo duda, fue un partido de fútbol, once contra once, así lo entendimos, así lo entendieron y así se jugó. Once muy buenos contra once menos buenos pero sobre un césped verde, con rayas blancas, dos porterías, cuatro esquinas y todo lo que suele tener un partido de fútbol ya sea en Barcelona o en La Muela. Desde Zaragoza, vía satélite, lo disfrutamos, nos emocionamos, gritamos, reclamamos, nos llevamos las manos a la cabeza y eso, aunque no recompense una derrota, es la esencia de este juego.
El juego seguirá el sábado, ya de noche, en el Municipal de La Romareda, frente al Valencia. Allí estaremos, allí os esperamos a todos los zaragocistas.
Ficha del partido:
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Milito, Maxwell (Abidal, min.75); Xavi, Mascherano, Keita; Pedro (Iniesta, min.86), Messi y Bojan (Villa, min.65).
Zaragoza: Doblas; Diogo, Jarosik, Da Silva, Lanzaro, Obradovic; Pinter (Edmilson, min.55), N''Daw, Ander Herrera (Jorge López, min.71), Bertolo (Uche, min.50); y Sinama-Pongolle.
Gol: 1-0, min.43: Keita.
Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes, del comité cántabro. Mostró cartulina amarilla a Milito (min.57) y Lanzaro (min.92).
Anjuel&Salduie
Copyright © 2024 Pasión Zaragocista
Desarrollo: Efor Internet + Servicios tecnológicos
Todos los derechos reservados.
Todos los logotipos e iconos son propiedad del webmaster.
Los comentarios son propiedad del que los escribe.