No al racismo, No a la hipocresía

29/10/2006 admin

Por segunda vez en poco más de un mes, el Real Zaragoza y su afición han sido puestos contra la pared, acosados y denigrados por los poderes fácticos y sus instrumentos de difusión.

El sainete organizado por un adinerado que dice sufrir racismo provocó que unos gritos tan minoritarios como en cualquier estadio del mundo se multiplicaran por mil, en una respuesta irracional y poco inteligente que salía de las tripas indignadas del zaragocista que veía como una vez más su equipo era pisoteado por el gran poder con impunidad, con el único motivo de hacerle perder un partido que tenía totalmente controlado; como así ocurrió.

El mismo Eto'o lo ha reconocido: “A ver si conseguimos jugar más cómodos en el campo”. Queda claro. Etoo no es Martin Luther King, su lucha no es la discriminación racial ni las condiciones de vida de sus congéneres sumidos en la miseria. Su causa es otra bien distinta; su bienestar dentro del campo como complemento a su ostentosa vida fuera de él.

Hay elementos objetivos suficientes para considerar que la reacción de La Romareda no procede de un racismo latente, sino de un desprecio feroz hacia un jugador concreto: los jugadores negros del Zaragoza son adorados por su afición, nunca nadie esgrimió argumentos racistas para criticar el fichaje de un jugador de color, los mismos gritos hacia otros jugadores africanos o sudamericanos no tuvieron notoriedad y fueron emitidos por una pequeño sector de la afición en la que son ínfimos los que obran por principios nazis.

Evidentemente no es algo agradable ni edificante. Como tampoco lo es ninguno de los insultos que se vierten desde la grada y que son producto más de la mala educación y la falta de inteligencia y contención en determinados momentos que de cualquier otra cosa. Y todos y cada uno de ellos afectan a la dignidad de la persona, ya sea como miembro de un colectivo o por características fìsicas peculiares. Uno se pregunta por qué motivo los homosexuales deben ser menos sensibles a los epítetos homófobos que son moneda corriente en la vida diaria y que se han admitido con naturalidad sin extraer generalizaciones, y que no son susceptibles de sanciones, multas o apercibimientos.

A pesar de todo ello, Zaragoza está siendo víctima de una campaña provocada por un personaje nada discriminado, y jaleada por los poderes, incluido el cuarto, que le va a llevar a convertirse en cabeza de turco, en escarmiento ejemplar y en paradigma de afición fascista. Unos poderes hipócritas que elaboran leyes racistas y segregadoras, que transmiten el miedo al inmigrante rechazándolo mediante vallas, muros y militares, pero que se cuidan bien de que el crío, el ciudadano de a pie, no pierda las formas y deje en evidencia la realidad que se esconde tras el burdo maquillaje. La oportunidad es un chollo para que se esparza otra capa de colorete, para que la administración represente su falsa lucha por la igualdad. Y sin embargo, bien es sabido QUE NO TODOS LOS NEGROS SON IGUALES: LOS HAY RICOS Y POBRES.

No se ha podido encontrar mejor sujeto que el Real Zaragoza y su afición para establecer el castigo ejemplar. Llueve sobre mojado en cuanto al desprecio soportado por este equipo de fútbol representante de toda una comunidad. Quizás sea racismo hacia los aragoneses.

En cualquier caso, si estuvieramos equivocados y en efecto el episodio del sábado fuera una representación de una actitud racista durmiente, que se lo hagan mirar. Puesto que los que acudieron al estadio el sábado fueron los mismos que el lunes produjeron desde sus puestos de trabajo y estaríamos ante un problema social global, que nunca podría solucionarse con medidas coercitivas en los campos de fútbol. Por eso, uno piensa que lo importante no es no ser racista, sino no parecerlo.

Si pretenden enviar un mensaje educativo y dar una lección a los aficionados al fútbol, el resultado podría ser contraproducente. Habría quien pudiera pensar que, por los antecedentes, es más asumible y menos perjudicial para su equipo lanzar botellas de whisky a jugadores portugueses que realizar la onomatopeya del mono.

Para quien quiera saber: En Zaragoza el 99% por ciento de sus vecinos, el 99% de los abonados zaragocistas creen en el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ese que dice que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Quien diga lo contrario MIENTE, y lo que es peor, lo hace por interés

AUPA EL ZARAGOZA Y SU AFICIÓN

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