A octavos sufriendo lo indecible

30/11/2012 @xopozaragocista

El Real Zaragoza aguantó hasta el último minuto una eliminatoria que se le puso muy difícil al final. El árbitro no ayudó para nada, José Mari certificó el pase con su primer gol como zaragocista y Leo Franco se resarció realizando un magnífico partido y salvando a los maños de otra eliminación copera a las primeras de cambio.

 Aparte de lograr el trabajado, justo y sufrido pase a octavos, se pueden destacar varias apreciaciones del partido de ayer. La primera, la mala actuación de Gil Manzano, colegiado del encuentro, que perjudicó totalmente al Real Zaragoza y cambió el signo del partido cuando mejor estaban los avispas. Postiga, con una amarilla en su haber, se inventó una extraordinaria jugada, penetró en el área y cayó, rodeado por tres defensas granadinos. Cuando todo el mundo pensó que el árbitro señalaba la pena máxima, sacó la segunda amarilla y expulsó al delantero portugués.

 
Puede que no fuera penalti, pero las imágenes dejan claras que Hélder no se tira. Tal polémica decisión, ya con 1-1 en el marcador y en la segunda mitad, cercenó todo la mejoría que tuvo el Zaragoza tras la salida de vestuarios. Pasó de poder sentenciar la eliminatoria a ponerla en peligro. El Zaragoza mostró ambición por neutralizar el gol de Ighalo (rebotando el balón en Loovens) de la primera mitad. Lo consiguió con otra apreciación importante: un golazo de José Mari.
 
Romaric, con un lamentable estado físico (aunque, paradójicamente, provocó las dos únicas jugadas que acabaron en gol de toda la eliminatoria) vio el espléndido desmarque de Postiga. El portugués decidió aguantar el balón y vislumbró la llegada desde atrás de José Mari centrándole un balón sublime para que el centrocampista marcara con un remate espléndido su primer gol oficial como zaragocista.
 
Poco después tuvo lugar la expulsión de Postiga y el Zaragoza se quedaba sin presencia ofensiva. El Granada se creció, sobre todo cuando marcó Mainz el segundo a salida de un córner. Jiménez decidió sacar a Paredes por Víctor, colgando a sus jugadores debajo del larguero. A pesar de ello, los nazaríes entraban fácilmente por las bandas. 
 
Jiménez comprendió rápidamente que se necesitaba a un delantero que bajara y aguantara los balones despejados por la defensa. Y así lo hizo sacando a Aranda. Con el malagueño en el campo, el Zaragoza pudo cerrar el pase varias ocasiones: un palo de Montañés que llegó justo a rematar un gran centro de Abraham y dos cabezazos de Sapunaru, cuando el primero respondió con una buena parada Roberto y el segundo se fue por muy poco.
 
Pero el Granada seguía atacando en busca del tercero. Esto nos lleva a la tercera apreciación y, tal vez, al hombre del partido: Leo Franco. Muchos hemos criticado la estancia del argentino en el Real Zaragoza, pero ayer el meta argentino cerró bocas salvando con sus paradas a los maños. En la primera parte sacó una falta peligrosa, en la segunda, con 2-1, aguantó perfectamente para detener un uno contra uno con Floro Flores. 
 
Igual en el segundo gol pudo hacer algo más, pero hizo una parada impresionante en los últimos minutos. Sacó el Granada un córner, se produce una melé en el área pequeña que deja a Floro Flores con el balón y la portería vacía enfrente y sólo Loovens por delante para evitarlo. Leo Franco reacciona y hace gala de sus reflejosevitando con un paradón la eliminación zaragocista. Los abrazos con sus compañeros simbolizan que, de verdad, el cancerbero es importante dentro del vestuario.
 
Tras sufrir lo indecible y ganarse merecidamente la continuidad el torneo del K.O., espera el Levante en octavos de una Copa que, aunque sea prácticamente imposible ganarla, vuelve a ilusionar a la afición. 

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