Oportunidad perdida

14/12/2015 @Mariluzsanchez

Empate en la Romareda ante el Numancia. El equipo soriano remontó el dos a cero de los blanquillos. El Real Zaragoza se mantiene cuarto en la clasificación.

Parece que el Real Zaragoza no tiene buenos despertares. De los cuatro encuentros disputados en el horario matinal del domingo, tan sólo hemos conseguido ganar uno, frente al Elche. Ayer, de nuevo la fría mañana en la Romareda pareció congelar las ideas del equipo y cuando todo parecía encarrilado para sumar los tres puntos se cedió el empate ante los vecinos sorianos.

Las nuevas bajas puntuales de la jornada por acumulación de amarillas, hicieron modificar de nuevo el once titular. Marc Bertrán ocupó el lateral derecho en ausencia de Isaac y Sergio Gil tomó la manija de los blanquillo sustituyendo a Dorca y acompañado, de nuevo, por Abraham que si bien no es un jugador con la visión de juego ni la técnica necesaria para desarrollarse en la medular esta vez dio consistencia al centro de campo y ayudó en las carencias de presión del canterano Gil. Aunque, sin duda, Erik Morán fue de nuevo el eje sobre el que gira todo el juego zaragocista, también sobre el que se desmorona porque cuando él deja de estar cómodo en el pivote la intensidad del resto decae y se tiende a dar un paso atrás y a depender más de repeler las acometidas del rival que de crear nuestro propio juego.
 
Con el ya clásico 4141, con Ángel de nuevo en la banda derecha y Pedro en la izquierda acompañando a Ortuño en la vanguardia, los maños iniciaron controlando el centro del campo frente al Numancia que únicamente desplegó su juego en las contras veloces que en la primera mitad a penas inquietaron los dominios de Bono. En el minuto treinta y tres, Pedro bombeó un balón a la derecha que recepcionó ya en el área Marc Bertrán y recortando al defensor numantino disparó casi sin ángulo a portería, Munir repelío la primera opción pero no alcanzó a sacar la segunda opción de Abraham que sólo tuvo que empujar el balón casi en línea de gol.
 
Abierta la puerta a la victoria, los chicos de Ranko Popovic volvieron del descanso bien asentados posicionalmente pero acusando el desgaste físico ante un Numancia que quería la remontada y adelantó las líneas de presión. Precisamente, entre esas líneas encontró el hueco Erik Morán para ceder en franquía entre los dos centrales a Ortuño. El murciano contrólo y galopó los metros justos para encajar un derechazo en las redes de Munir.
 
Dos a cero para los locales. Ventaja más que suficiente para dar por cerrado un encuentro pero para este Real Zaragoza acostumbrado al más difícil todavía. En tan sólo tres minutos el Numancia acortaba distancias con un preciso cabezazo de Pedraza que fusiló a Bono, quien no llegó a reaccionar a tiempo para despejarlo.
 
Con un equipo pidiendo a gritos oxígeno, Popovic todavía esperó diez minutos más para empezar la ronda de cambios. El primero fue Tarsi por Gil, cambio de cromo y caso obligado por la suma de fichas del filial. El tudelano mantuvo el nivel de su antecesor pero no fue suficiente para frenar a un contrario mucho más entero en los últimos veinte minutos. Ángel dejó su banda para Jorge Díaz. Para entonces ni Cabrera ni Vallejo acertaban a controlar las internadas de Aquino y Natalio hasta que los sorianos se cobraron la recompensa del empate de la mano de Óscar Díaz. Quizás aquí sí que se echaron en falta las capacidades del portero marroquí de las que sí había dado cuenta en la primera mitad.
 
Pese al revés recibido, los jugadores zaragocistas, en la medida que sus fuerzas se lo permitieron, buscaron la opción del gol hasta el último momento, lo que también abrió huecos para algún susto numantino. Pedro y Jorge Díaz tuvieron en sus botas desfacer el entuerto pero la fortuna se decantó para los rojillos. Para entonces ya estaba Aria Hasegawa en el campo sin más trascencia que el hecho de estar.
 
Habría muchas explicaciones posibles a este empate, la alineación de circunstancias, un banquillo sin recursos por las bajas, mala forma física, cambios tardíos y sin opción de mejora, falta de intensidad, escasez de recursos tácticos para controlar un partido ganado... Se puede seguir la lista pero puestos a no encontrar soluciones rápida y solventes a tanto inconveniente, sabiendo que esto fue ayer y el mañana no se sabe en este nuestro Real Zaragoza, lo mejor saborear el punto rescatado, saber que seguimos en la brecha y mirar hacía delante. Concretamente hacía levante.
 
Destino la Imperial Tarraco, gladiadores en la arena que sigue la pelea.

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