Paso a paso

12/04/2016 @rubypz

Después de los desastrosos resultados de las últimas dos jornadas, nuestro Real Zaragoza necesitaba reaccionar y volver a engancharse a los play off. Y si bien la reacción no ha conllevado una mejora notable en juego, -tampoco pedimos que ejecuten el nivel táctico del Milán de Sacchi, tan sólo cierto criterio identitario-, sí que ha sido la justa para conseguir la rentabilidad del resultado.

Después de los desastrosos resultados de las últimas dos jornadas, nuestro Real Zaragoza necesitaba reaccionar y volver a engancharse a los play off. Y si bien la reacción no ha conllevado una mejora notable en juego, -tampoco pedimos que ejecuten el nivel táctico del Milán de Sacchi, tan sólo cierto criterio identitario-, sí que ha sido la justa para conseguir la rentabilidad del resultado.

En el lado contrario, el Mallorca. Los baleares echaron el resto en el mercado de invierno con la contratación de Fernando Vázquez y un largo listado de fichajes, entre ellos el entonces goleador zaragocista Ortuño y el ex zaragocista Adrián Colunga. Mucha inversión ineficaz para despegarse del tren de cola de la clasificación.

Planteado esto, Lluis Carreras ha vuelto a su once habitual con las modificaciones necesarias por lesión. Es decir, Dorca ha continuado ocupando el mediocentro, Rico ha vuelto a ser el encargado de cubrir el centro de la defensa y Abraham ha hecho lo propio con el lateral izquierdo, Isaac sigue siendo el sustituto de Campins, Sergio Gil ha sustituido a Culio y el único relevo no achacable a las contingencias de las lesiones ha sido el de Manu Lanzarote por la derecha en lugar de Pedro. En esta propuesta, Javi Ros pierde presencia ofensiva que donde más pueden destacar sus virtudes y se ha visto desplazado al interior diestro.

Comenzado el partido, el Real Zaragoza empezó bien posicionado pero a los diez minutos dejó abierto un enorme agujero para que Arana accediese desde atrás a fusilar a Manu Herrera. Ni Abraham, ni Hinestroza, ni Diego Rico fueron capaz de saber dónde tenían que acudir para tapar la opción del rival. Si la inercia acumulada en los últimos partidos hacían del de hoy un encuentro complicado, la idea de la remontada lo hacía todavía más complicado.

Pero el equipo supo reaccionar sin bajar los brazos y buscó el empate desde siguiente minuto. Achicó las contras del Mallorca y buscó el área contraria aunque la mayoría de las veces sin mucho acierto, ya que es complicado que Ángel con su envergadura luche balones en largo y bombeados a la espalda de la defensa. De hecho, el empate vino de un saque de falta maravilloso de Manu Lanzarote que alcanzó a rematar de cabeza Albert Dorca. El catalán celebró con rabia contenida, la que aflora cuando sabes que eres capaz de más pero eres incapaz de que te salga mejor.

Así nos fuimos al descanso. A la vuelta, el Mallorca intentó retomar el control del partido y apuró opciones hasta que en el minuto sesenta y dos Aveldaño fue expulsado y el equipo balear desapareció del partido. En la misma jugada que supuso la expulsión del jugador mallorquinista, Manu Lanzarote volvió a colocar la pelota en posición franca de remate para Guitián, que la estrelló contra el pecho de portero rival y quedó muerta para que Dorca acabase de firmar su doblete. Merecido segundo gol para el mismo protagonista que se sacó de encima fantasma e incluso ganó seguridad y confianza en los minutos restantes del partido.

Y demasiados minutos restantes eran los que quedaban para un Real Zaragoza oscilante que sigue desconociendo la manera en la que controlar el tempo de los encuentros y cerrar los resultados. Aprovechó la situación de la expulsión Carreras para ejercer los cambios, entraron Culio y Vallejo por Sergio Gil y Abraham. Posteriormente fue Pedro el que sustituyó a Lanzarote ya en el ochenta y siete. Fueron cambios intranscendente y en los últimos minutos fue el Mallorca quien puso la chispa y el susto en una grada que deseaba más que cualquier otra conclusión los tres puntos.

Realmente no hubo más conclusiones, tan sólo el buen sabor de la victoria. Esperemos seguir paladeándola de aquí en adelante.