Una crónica de Anjuel & Salduie
Qué a gustito se está en la grada ya no cuando gana tu equipo, el del alma, sino cuando además sólo tienes que pensar en presente, sin precipicios a la vuelta del camino, sin desasosiegos que desvirtúen la celebración de cada gol, sin el gafe acechando. Sin medias tintas, sólo fútbol entre nuestras palmas.
Hacía ciertamente muchos años que la Romareda no se levantaba de los asientos más de cuatro veces para gritar gol, demasiado tiempo sufriendo cada partido como para recordar lo que eran aquellos años en los que apetecía estar en la grada, que llegara la hora, que empezara la fiesta. A pesar de un inicio digno del último lustro zaragocista, los chicos de Manolo Jiménez consiguieron que el sábado recobrásemos todas esas sensaciones empolvadas por el tiempo y el hastío.
El Real Zaragoza se presentó frente a su público con el que podríamos decir que es el once de gala para la 2012-2013. Con Roberto, Sapunaru, Loovens, Álvaro, Abraham, Movilla, Apoño, Zuculini, Montañés, Víctor Rodríguez y Helder Postiga, se le dio la bienvenida al recién ascendido Deportivo de la Coruña y el recibimiento no pudo ser más cálido para los gallegos. En el minuto veinte ya vencían a domicilio por un cómodo cero a dos tras la perdida y despiste de dos balones por parte de Zuculini que se conjugaron con la empanada semanal defensiva de sus compañeros. El Depor liderado por el veterano Valerón le estaba ganando la partida al Zaragoza de su quinto Movilla que no acababa de encontrar su sitio en el campo, haciendo excesivamente horizontal el campo, descuidando la presión y la colocación defensiva.
La reacción vino con la entrada de Carlos Aranda que si bien no fue el jugador decisivo, cambió la estrategia de juego dándole abrigo a Postiga y enlazando las buenas internadas de Víctor o Montañés en el área para generar ocasiones de gol. Por otra parte, Apoño regreso a sus fueros para tomar la manija del encuentro. Y una vez cada uno en su sitio el equipo blanquillo empezó a carburar, los pistones saltaron en un motor que hasta entonces andaba al ralentí.
No obstante, el Deportivo siguió agobiando en algunos contragolpes la meta de Roberto, pero en el área de Aranzubía era donde empezaba a oler a gol. Postiga se enredó entre los centrales una y otra vez para abrir huecos a sus compañeros de segunda línea mientras que ensayaba el remate siempre que tenía ocasión. El asedio dejó caer su fruto cuando Tiago Pinto palmeó un balón en el pico del área propia. El penalti lo transformó Antonio Galdeano justo antes del descanso y dejaba abierta la posibilidad de la remontada.
Un par de minutos habían pasado desde la vuelta de los equipos al césped cuando Texeira Vitienes –árbitro malo donde los haya- enseñó, justamente, el camino de los vestuarios a Pizzi por simular un penalti. Desde ese momento, el equipo coruñés se hizo más y más pequeño, lo que debía de ser una expulsión poco relevante para un conjunto que está defendiendo sus posiciones, se convirtió en un naufragio. O no, tal vez el naufragio, más probablemente, lo causó el rock’n roll de esta banda perfectamente afinada que es el Real Zaragoza. El balón es nuestro amigo.
Pasen y disfruten, señores y señoras. Pases precisos, cambios de juego, internadas y centros por las bandas, contundencia en el corte, movilidad en el ataque, aquí, allí, pase, hueco, desmarque, regate. Este sí, este es nuestro Real Zaragoza. Le puso la foto al DNI Paco Montañés al lanzar a las redes con rabia un balón centrado por Movilla al saque en corto de un corner. Sacó la secuencia del ADN Álvaro González al peinar un lanzamiento de falta de Víctor Rodríguez. Le puso nombre y apellidos Helder Postiga con dos testarazos con asistencias de Víctor y Abraham Minero.
Entre ola y ola, olé y olé, el estadio se puso en pie para reconocer sentidamente la labor que tanto Víctor como Postiga están realizando en la recuperación del fútbol para este club. El placer que produce al aficionado tener a un delantero con calidad en estado de gracia vistiendo tu camiseta es sólo comparable al gustazo que supone ver tácticamente engranado al resto de los jugadores. Se manchó ligeramente el marcador con un gol de Bodipo en el descuento pero ya nada nos quitaba la felicidad del rostro.
Saber qué hacemos, por qué y además hacerlo lo bonito. Así es ahora este Real Zaragoza, el leoncito asustado ya prueba sus uñas con las cortinas, habrá que sacarlo a pasear porque este cuarto ya se le hace pequeño. Veremos si llega con todas las uñas a enfrentarse al Celta de Vigo después de pasar por la jungla barcelonesa.
Ficha del partido:
Real Zaragoza: Roberto, Sapunaru, Loovens, Álvaro, Abraham, Movilla, Apoño, Zuculini (Aranda, min. 25), Víctor (Edu Oriol, min. 82), Montañés y Hélder Postiga (Romaric, min. 86).
R. C. Deportivo de La Coruña: Aranzubia, Laure, Ze Castro, Aythami, Pinto Tiago, Bergantiños, Juan Dominguez (André, min. 82), Valerón (Camuñas, min. 52), Bruno Gama, Pizzi y Riki (Bodipo, min. 82).
Goles: 0-1, Bruno Gama (min. 13); 0-2, Riki (min. 21); 1-2, Apoño, de penalti (min. 27); 2-2, Montañés (min. 61); 3-2, Álvaro (min. 66); 4-2, Hélder Postiga (min. 77); 5-2, Hélder Postiga (min. 82); 5-3, Bodipo (min. 90).
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