Gente, mucha gente, en la puerta cero de la Romareda media hora antes del encuentro renegando de unos malos gestores. Gente, mucha gente, dentro de la Romareda aupando a su equipo. Ayer el objetivo del zaragocismo estaba claro, era la salvación con todas sus aristas, administrativas y deportivas. De las primeras demasiada tinta desperdiciada ya, de las segundas aunque sea con boli BIC veamos si aun se puede terminar este cuento con dignidad.
Manolo Jiménez empezó a dar forma ya a su equipo, su idea de fútbol fluctuó desde ayer en el once zaragocista. Dada la baja a Efraín Juárez, el sevillano no dudó ni un instante que sobre el terreno de juego debía de estar Iván Obradovic. El jugador había estado entrenando sin ficha federativa desde que Aguirre se empecinó en traer a Juárez y Barrera, mexicanos, que extrañamente son los únicos latinoamericanos sin antepasados europeos y por tanto extracomunitarios a efectos laborales. Sin embargo, Iván, a juzgar por su juego de ayer, se empleó a fondo en esos entrenos de INAEM y aguantó sobre el terreno de juego, comiéndose el césped y la rabia, hasta que su musculatura dijo basta. Hacia su derecha, la línea de cuatro la completaron Paredes y Da Silva de centrales y Lanzaro en el otro lateral. Mejor los laterales que los centrales, peor Paredes que Da Silva, mejor este Da Silva que el de otros días. En otras palabras, parece que ayer tenían ganas de jugar aunque olmos echando peras aun no los conocemos.
Y eso es lo que más rabia da. Que los de ayer eran los de siempre y sin embargo corrieron como nunca, eso sí, para empatar como todos los días. Por lo menos no perdieron. Porque no es posible que Rubén Micael haya aprendido a jugar y a presionar en la última semana. Ni Zucculini es un fichaje de invierno. Es muy cuestionable que a Luis García le hayan metido una transfusión de sangre de liebre para vencer al Getafe. Es solamente querer o no querer. Ayer quisieron. Las limitaciones y la mala suerte, aliados con el árbitro, nos robaron dos puntos pero no la desgana y la dejadez a la que ya nos tenían acostumbrados. ¿Por qué?
No aspiramos a ver jugar a este Real Zaragoza movido por un rombo perfecto, como en los tiempos de Víctor Fernández, pero sin duda Pinter, Zucculini, Micael y Luis García hicieron una buena labor de presión y elaboración en relación con lo anterior. Por primera vez en toda la temporada, la iniciativa y el control del partido fue para los maños a pesar de las peligrosas internadas de los getafenses lideradas por Güiza, Ríos y Miku. Pero aquí en lugar de la Mastercard tenemos a Roberto, el que soluciona lo que a los demás ya no llegan. Al menos cuatro paradas meritorias que levantaron a la grada.
La grada: recordó por momentos a la mejor Romareda de los mejores días, de las tardes de afonía. Saltó con ganas en el minuto treinta y ocho para festejar el testarazo de Lanzaro a pesar de haber perdido gran parte del oxígeno en el 32. Para ese minuto, el minuto del año de fundación de nuestras ilusiones, se había preparado una gran pitada y a fe que fue atronadora, casi tanto como el grito desesperado del gol posterior. El duro dilema de seguir amando a pesar de saber que te hace daño. En definitiva, lo que más deseamos son esos goles que hagan grande a nuestro equipo pero sin equipo no habrá bufandas al viento y sin nuestras bufandas en el viento no hay equipo. Nos necesitamos, equipo, afición y club, que lo que ahora es agua y aceite se vuelva a convertir en cemento solido contra los otros.
La victoria estaba ahí. La victoria y Mateu Lahoz incapaz de ver la cantidad de patadas y agarrones que recibieron Lafita, Luis García o Rubén Micael. Miope él y su linier en jugadas polémicas en el área getafista. Una mano por allí, un empujón por acá. Nada y los nuestros a seguir remando. La entrada de Pedro León y el desgaste físico de los zaragocistas hizo flaquear el esfuerzo. Lafita, incisivo durante todo el partido como hacía tiempo que no lo veíamos aunque con tan poco atino como hace tiempo vemos, dejó su lugar a Aranda, recién llegado y que dejó sensaciones muy vagas, con todo lo que implica el concepto, en su estreno. Poco aportó a la brega incesante de Hélder Postiga y quizás sea hablar de más pero los ratos de Ortí, con sus pocas primaveras, han aportado más a este equipo que la experiencia del nuevo. Igual que lo han hecho los pases y disparos de Edu Oriol que inexplicablemente volvió a ser el último recambio de Manolo Jiménez, cuando todo estaba sentenciado y cuando el Getafe había conseguido ya el empate. El empate en el treinta y tres de la segunda parte, colgado del eco de la segunda pitada de protesta, entraron en la portería de Roberto balón, Paredes y delantero getafista. Cara de tontos en la grada a la que se le cortó el aliento. Tomó aire con dos saques de esquina y un remate de Lanzaro demasiado centrado y otro de Da Silva demasiado descentrado.
El empate se quedó ahí. Insuficiente, frustrante e injusto, condenatorio. ¿Definitivo? no queda nada para apelar a los Sitios, a la historia, a la leyenda, a París ni a Leeds, lejos los Cinco Magníficos y las tardes de los Zaraguayos, nada que contar ya del día de la promoción ni de los que viajaron a Logroño, Mallorca, Valencia o Salamanca. Nada que no se haya dicho ya. Desgastadas las hojas de la memoria sólo podemos vivir del hoy, ser hoy y querer creer que los zombies de otras semanas no están muertos todavía. La semana que viene Levante, la siguiente Bernabéu y la siguiente. ¿Habrá siguiente? hagamos que la haya. No perdáis el aliento ahora.
Ficha del partido:
Real Zaragoza: Roberto, Lanzaro, Paredes, Da Silva, Obradovic (Edu Oriol, min. 90), Zuculini (Abraham, min. 83), Pintér, Ruben Micael, Lafita (Aranda, min, 71), Luis García y Hélder Postiga.
Getafe: Moyá, Valera, Cata, Rafa, Masilela, Míchel, Casquero (Pedro León, min. 70), A. J. Ríos (Diego Castro, min. 57), Barrada, Miku y Güiza (Juan Rodríguez, min. 90).
Goles: 1-0, Lanzaro (min. 38); 1-1, Paredes, en propia puerta (min. 78).
Árbitro: Antonio Miguel Mateu Lahoz (comité valenciano). Amonestó por el Real Zaragoza a Paredes (min. 34), Luis García (min. 57) y R. Micael (min. 75). Por el Getafe a Masilela (min. 24) y Pedro León (min. 79).
Anjuel&Salduie
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