SOL, RESACA Y GOLES

17/10/2011 admin

Una tarde de octubre con un sol más propio del mes de julio aguardaba entre los asientos del municipal el regreso a la actividad del Real Zaragoza. Las buenas sensaciones transmitidas en el último encuentro frente al Villarreal llevaban incubando dos semanas entre viajes internacionales y trabajo sordo en los campos de entrenamiento. Y parece ser que el calor aceleró el proceso de incubación y por fin eclosionó el equipo blanquillo.

Cierto es que el rival, la Real Sociedad, tampoco anduvo muy fina en la delantera ni muy rápida en la defensa. Frente a la escasez de alegrías donostiarras, mantenidas al margen perfectamente por Roberto, surgió la eficacia zaragocista que convirtió en gol casi el cien por cien de sus ocasiones. Porque no hubo más que los dos goles de Helder Postiga, una falta al palo de Paredes y un tiro lejano de Leo Ponzio pero por esta vez fue más que suficiente para amarrar un partido que estuvo de principio a fin controlado por los maños.

Los chicos de Aguirre se ven ya integrados en un esquema definido. Meira y Ponzio ya no se encuentran extraños coincidiendo en el doble pivote, donde ya se echa menos de menos al capitán Gabi gracias a la salida de balón que ofrece el portugués y la diligencia en el corte del argentino. Atrás, la solidez defensiva no flaquea y además ahora encuentra su contrapunto en un ataque compensado, coronado por Postiga y bien acompañado por Luis García, Barrera y Lafita, aunque mejora ligeramente con la velocidad de Juan Carlos cuando el de Boadilla entra en juego. La primera muestra de la regeneración de las conexiones ofensivas zaragocistas vino en el minuto once, cuando Efrain Juárez desde la derecha templó un balón al área, éste descendió sobre la vertical de Helder Postiga quien se perfiló de espaldas para rematar en una media chilena ese balón hasta un lugar entre los tres palos inalcanzable para el portero Txuri-urdin. Esta vez sí, este sí que valía y el árbitro señaló el círculo central entre la tremenda ovación de la asolanada parroquia blanquiazul.

No ocurrió mucho más en esa primera parte, al menos no nada que no pudiese solventar los reflejos de Roberto justo antes del descanso, respondiendo al disparo de Zurutuza. Para la segunda, más de lo mismo y más sol ajando nuestra piel y la de los jugadores que instintivamente huían a la franja de sombra del Fondo Sur y la Tribuna. Todavía andaban algunos buscando su sitio cuando Ponzio puso en un aprieto a la defensa de la Real amagando hasta en dos ocasiones para terminar cediendo la pelota a Postiga que se coló por el centro mismo de los dos centrales quedándose solo frente a Bravo que no pudo hacer nada ante la sangre fría del ex del Sporting de Lisboa. Dos a cero y la percepción de que los tres puntos descansarían sí o sí en el casillero del Real Zaragoza.

Sin embargo, para animar la tarde y desperezar los resacosos bostezos de los que ya llevaban encima varios días de fiestas patronales, para poner de punta los cachirulos desalmidonados, llegó el momento de los cambios. El primero fue Juan Carlos, recibido con tremendos aplausos del público, que entró para ocupar el puesto de Barrera y donde de galgo pasó a cachorrillo enloquecido y desorientado, buscando una y otra vez su pierna izquierda, lo que hizo que incluso llegará a salirse del campo tratando de controlar un balón facilón. Fue necesaria la lesión del recién reaparecido David Mateos para una nueva recomposición del equipo. Entró Ruben Micael para acompañar a Ponzio, Meira ocupó el lugar de Mateos junto a Da Silva y por fin Aguirre recapacitó y envió a Juan Carlos a cambiar su posición con Lafita. Pero al "vasco" todavía le quedaba un cambio y una inusitada capacidad para sorprender al respetable -puede que incluso a sus propios jugadores-. Los gemelos de Meira no aguantaron el esfuerzo y en el minuto setenta y tres pidieron una tregua. La solución del mister fue introducir a Franco Zucculini en el lateral derecho y al lateral derecho -Juárez- en el centro de la defensa. A partir de aquí, la anarquía más absoluta como una especie de remolino que fagocitó a ambos equipos, al Real Zaragoza tratando de reubicarse y a la Real Sociedad atónita ante tanta ida y venida.

Afortunadamente, el desbarajuste final no tuvo consecuencias, a lo que ayudó el oficio de Da Silva que se convirtió en esos últimos minutos en el defensa total, ajeno a quién le acompañaba o por dónde, se centró única y exclusivamente en achicar el agua que se filtraba desde el cantábrico. Y así pasaron los minutos, entre disparos a ninguna parte de los jugadores rivales y los guantes relucientes de Roberto.

A eso de las seis de la tarde ya descansaba la Romareda vacía mientras los zaragocistas revisábamos satisfechos clasificaciones, buscábamos imágenes repetidas tras las cristaleras de los bares y pensábamos que aun quedaba alguna hora para festejar antes de que el estruendo de la traca final nos devolviese al día a día desde Macanaz. Buen final de fiestas éste con las victorias del CAI y del Real Zaragoza. Ahora ya recogemos las guitarras, las bandurrias, las tocineras de peñistas, las zapatillas viejas para otro año, ponemos a regar las flores y ponemos a resguardo a la Virgen mientras esperamos el cierzo y las malas tardes, que vendrán, pero entre tanto nos quedamos disfrutando de la de hoy, de poder ver el nombre de nuestro equipo y de nuestra ciudad más o menos a la altura que le corresponde.

Ficha del partido:

Real Zaragoza: Roberto; Juárez, Mateos (Micael, min.65), Da Silva, Paredes; Ponzio, Meira (Zuculini, min.73); Barrera (Juan Carlos, min.65), Luis García, Lafita; y Hélder Postiga.

Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Mikel, Íñigo Martínez, De la Bella; Bergara (Demidov, min.46), Prieto, Aranburu (Mariga, min.63), Zurutuza, Sarpong (Griezmann, min.69); y Agirretxe.

Goles: 1-0. Min.11, Hélder Postiga; 2-0. Min.49, Hélder Postiga.

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó con cartulina amarilla por el Real Zaragoza a Luis García, Ponzio y Lafita y por la Real Sociedad a Íñigo Martínez, Carlos Martínez y Aranburu.

Anjuel&Salduie