UN PASO MÁS, TRES PUNTOS MENOS.
A estas alturas de la Liga, la mayoría de los zaragocistas dábamos por perdidos los puntos del Santiago Bernabeu. Duelo de extremos, primero y último sobre el campo acompañados de muchas ganas de que el trance pasase lo antes posible pero con un hilo de ilusión apenas hilvanado en el corazón maño recordando el resultado de la última temporada. La diferencia entre aquellos y estos es que los de entonces eran un equipo limitado pero con un objetivo grabado a fuego, lo suyo no tenía tanto que ver con el fútbol como con el orgullo y la dignidad, por el contrario, los de ahora escasamente comienzan a definir esos dos conceptos en su devenir semanal.
Lo cierto es que Manolo Jiménez planteó un partido atrevido. Fuera el miedo, nada que perder, adelante con la presión a seguir aprendiendo a lo que queremos jugar. Dispuso el mismo esquema y alineación del último partido con la salvedad de Hélder Postiga, sustituido por Carlos Aranda, seguramente para evitar que el portugués recibiese la quinta amarilla. Atrás, de nuevo el nuevo, Dujmovic, le dio solidez a la defensa realizando un trabajo sordo y tratando de sacar el balón con criterio. La lentitud de la que adolece la defensa zaragocista sólo es paliable con un pivote ordenado y disciplinado que cohesione centro de la defensa y centro de campo y lo cierto es que el croata cumple su labor de tirita atrás y sabe encontrar cerca siempre a un compañero que se lleve el balón lejos del área. Normalmente, esos receptores son Apoño o Rubén Micael, incluso Obradovic para aprovechar su recorrido en banda. Aunque el esquema se flexibilizó entre el famoso rombo y un 4231, sin duda el juego más peligroso era el que sacaba de sus botas Apoño. No obstante, los tempraneros protagonistas, sorprendentes protagonistas, fueron Aranda y Lafita, primer y segundo punta en ese momento, que en el minuto diez combinaron para dejar en ridículo a la defensa madridista. La teoría de los polos opuestos en este caso se cumple, posiblemente el colista y el líder tienen las líneas defensivas más mediocres de la BBVA. Por debajo de las piernas de Carvalho, a la espalda de Pepe y burlando la inútil estirada de Casillas, los zaragocistas se adelantaban en el marcador de la mano de Ángel Lafita.
Lafita: ¿qué sería de nosotros si todos los campos para ti fuesen Chamartín?
Es muy complicado aguantarle con lo puesto a un equipo con el potencial ofensivo del Real Madrid. Contar con Ozil, sobre todo Ozil, Kaká, Cristiano Ronaldo y Benzemá es un lujo de los caros al alcance de sólo dos equipos en toda la piel de toro. El muro defensivo y la presión zaragocista resistieron una media hora, justo hasta el treinta y dos, cuando Kaká puso la igualada en el marcador. A los blanquillos, en el campo, en la grada, en el bar y el sofá, nos recorrió de pies a cabeza la sensación de deja la resignación. Fue bonito mientras duró.
A la reanudación, los madridistas resolvieron en dos jugadas el trámite. A los cuatro minutos de la vuelta una polémica jugada en la que algunos reclaman situación ilegal de Cristiano Ronaldo, Kaká asistió al portugués para que colase la derrota a placer en las redes mañas. Desde el paddock blanco se dio la orden de poner la configuración de ahorro de combustible y ruedas. Red bull vs Hispania. En el banquillo zaragocista, una vez doblados pues a seguir rodando para anotar telemetría y preparar mejoras para el siguiente circuito.
Luego fue Ozil, en el cincuenta y seis, el que firmó la sentencia por el palo de Roberto. Más allá de la portería, poco menos que ritmo de entrenamiento aunque para algunos como Luis García o Ruben Micael o Barrera es el ritmo habitual. Hay partituras para funeral con más cadencia que la que imprimen este terceto a su futbol, el uno por querer y no poder, el otro por poder y no querer, el que queda por ni querer ni poder. ¿No había sitio en el avión junto a Efrain Juárez?. Los cambios, intranscendentes, refrescaron algo al equipo, con Postiga que acompañó con fortuna al menos un par de pares de contragolpes que pudieron dar algo más que el consuelo de que sólo fuesen tres. De hecho, la última ocasión la lanzó el equipo aragonés, en un tres para tres liderado por Lafita que decidió, erróneamente, cerrar la jugada con un disparo alto en lugar de ceder a su derecha, Barrera, o a su izquierda, Dujmovic.
El partido terminó. Los tres puntos se quedaron donde siempre. Un punto más lejos de seguir viviendo. Noventa minutos más cerca de parecer un equipo. ¿Cuánto más falta para comenzar a ganar? ¿cuántos más para funcionar?. Y la arena se sigue escurriendo lacónica en el reloj.
Ficha del partido:
Real Madrid: Casillas, Altintop, Carvalho, Pepe, Marcelo, Alonso (Lass, min. 61), Granero, Özil, Kaká (Callejón, min. 66), Ronaldo y Benzema (Higuaín, min. 71).
Real Zaragoza: Roberto, Lanzaro, Da Silva, Paredes, Obradovic, Dujmovic, Apoño, Ruben Micael (Hélder Postiga, min. 54), Lafita, Luis García (Abraham, min. 73), y Aranda (Barrera, min. 65).
Goles: 0-1, Lafita (min. 10); 1-1, Kaká (min. 32); 2-1, Cristiano Ronaldo (min. 49); Özil (min. 53).
Árbitro: Eduardo Iturralde González (comité vasco). Amonestó por el Real Zaragoza a Paredes (min. 25). Por el Real Madrid a Ronaldo (min. 62).
Anjuel&Salduie
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