La victoria local no disipó las dudas del Villarreal, que es un equipo con pocas ideas y que se encontró el acierto de los tres tantos de la primera mitad a pesar de no jugar bien. El Zaragoza, por su parte, en una situación clasificatoria comprometida, jugó bien pero estuvo muy flojo en defensa en el primer periodo y en la segunda parte reaccionó, pero sin margen para conseguir algo positivo, aunque estuvo cerca de la igualada.
Sabía el Villarreal que este era un partido importante y clave, para enmendar los malos resultados de las últimas jornadas y por ello se esperaba que los de Ernesto Valverde, salieran con ganas e ímpetu al terreno de juego desde el principio.
No dio tiempo para nada, pues a los tres minutos, el equipo local ya ganaba por 1-0 tras aprovechar Caopdevila un envío al palo de Cazorla. El Zaragoza trató de conseguir la igualada, encerró al Villarreal en su parcela y agobió al equipo local, al tiempo que cedió espacios como los que aprovechó Nilmar para, en vaselina, hacer el 2-0.
Era el segundo disparo y el segundo gol de un Villarreal, que en esos minutos volvió a aprovechar el desajuste de la línea defensiva visitante, para marcar por medio de Rossi el tercer gol poco después.
Mientras un equipo luchaba y buscaba presionar en el centro del campo para cambiar su signo, el otro aprovechaba al máximo sus ocasiones y los espacios a la espalda de la defensa. Así acabó la primera parte.
Así comenzó la segunda parte, con la sensación de que el partido estaba bastante claro para los locales, pero esta imagen no era real porque el equipo no tenía ni chispa, ni control del juego, ni manejo del partido. Desde el primer minuto fueron los jugadores visitantes los que lucharon por cada balón, por cada jugada y por buscar la portería contraria.
Así transcurrió la primera media hora, treinta minutos en los que el Zaragoza llegó cuatro veces con opción de peligro, pero sin acierto. A veces Diego López y otras la falta de puntería, le negaban a los aragoneses lo que si le había dado el partido al Villarreal en la primera parte.
Mientras los locales seguían sin aparecer en el campo, sin un sólo disparo a portería y con pérdidas de tiempo, el Zaragoza logró marcar y lo hizo en dos ocasiones, por medio de Eñiseu y Lafita, por lo que con el 3-2, se metió en el partido.
Así, a falta de diez minutos el partido estaba vivo y más del lado de los aragoneses que de los locales. Sin embargo, el cuarto gol local alivió el trance para un desdibujado Villarreal y castigo en exceso al Zaragoza, que no dejó la sensación de merecer perder.
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