Doce partidos va a tener el bueno de VM para reconducir la situación. Vivir o morir en 12 partidos. Como en la gran película de Robert Aldrich de 1967, el nuevo mayor Reisman tiene que lidiar una misión prácticamente imposible, con unos jugadores, la mayoría de ellos sentenciados deportivamente por su trayectoria a lo largo de la temporada.
Al menos se ha conseguido algo que durante meses parecía una quimera. Después de jornadas y jornadas marcadas por temas extradeportivos, la mayor parte del entorno se ha empezado a preocupar por quien estará al mando de unos jugadores desmotivados, que han perdido la confianza en si mismos y que tiene que hacerles creer que van a poder alcanzar esta misión. Como en la película, la gloria o la muerte. Buscar el éxito con unos jugadores condenados al fracaso.
Confío en que el día del Depor sea el punto de inflexión de una afición dividida. De que volvamos a hablar de fútbol, y que empecemos de nuevo a creer en que el zaragocismo no está muerto. Nada perdemos, porque de seguir así, íbamos camino de la destrucción. Contamos con un nuevo comandante, nuestro Lee Marvin aragonés. Indisciplinado con sus superiores, con unos métodos anárquicos, y con un grupo en el que nadie confía. Rescato una frase de esta obra maestra del cine bélico: “Se han presentado voluntarios para una misión que les deja 3 caminos a seguir: Pueden obrar de mala fe, en cuyo caso serán devueltos aquí y ejecutadas sus sentencias; pueden desertar en combate, en cuyo caso yo mismo les volaré los sesos; o pueden hacer lo que se les diga y así seguir adelante”.
Esperemos que dentro de 12 partidos, nos quede el regusto de haber vivido una gran película con final feliz. La guerra no habrá terminado, y quedará mucho por recorrer para que vuelvan los tiempos de gloria, pero al menos habremos salvado dos cosas, la vida y la dignidad.
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