Harían falta varias columnas para volver a escribir lo que ya tantas veces se ha escrito y dicho sobre la gestión de Agapito Iglesias al frente del Real Zaragoza. No se trata de volver a repetirse. Hoy, ya, todos sabemos lo que ha dado y da de sí Agapito Iglesias. Su trayectoria ha estado llena de escándalos, de fichajes y más fichajes, tanto de jugadores, técnicos y también ejecutivos que en la mayoría de los casos han pasado con más pena que gloria por este club. Si algo ha conseguido Agapito es que ha puesto en su contra a la práctica totalidad del zaragocísmo y también, para desgracia del club, que lo ha sumido en una gravísima crisis deportiva, económica e institucional de la que es posible, seguro, que nunca pueda recuperarse.
Exceptuando la primera temporada de Agapito en el club, todas las demás han sido un autentico calvario. Plantillas cada año de peor calidad, los entrenadores que sirven para media temporada, luego en la siguiente no saben, pueden o quieren hacerse con la plantilla. Fichajes cada vez más extraños y de peor rendimiento. Mas que al mercado de fichajes, parece que Agapito vaya al outlet de jugadores o incluso a algún desguace donde solo vendan jugadores de escaso o nulo valor y futuro.
La temporada pasada deberia haber marcado el antes y el después o quizás era más un deseo de todos que una realidad. Desgraciadamente, por motivos que todos desconocemos, tras una primera vuelta aceptable y en la que parecía que, por fin, tendríamos una temporada tranquila. Como en el cuento de la lechera, empezamos a hacer cábalas y proyectos sobre si manteniendo la categoría y con unos retoques, podríamos en un par de años tener una plantilla competitiva para intentar recuperar el prestigio y la imagen perdida. Lamentablemente todo se fue al traste por un descenso en el que las altas instancias del club tuvieron mucho que ver. Ellos sí que sabían los problemas que había dentro de la plantilla y el porqué el rendimiento bajo ostensiblemente. Pese a ello mantuvieron al entrenador aun después de no ganar durante 15 partidos seguidos, hasta acabar llevando al equipo a 2ª división.
En esta temporada, parece que el poco dinero disponible, se ha dilapidado en fichar ejecutivos y mantener a algunos de los que ya había. A fecha de hoy, el club recuerda y mucho a aquel chiste sobre una competición entre empleados de la filial japonesa y la filial española de una empresa. Mientras los japoneses mantenían diez remeros y un timonel, los españoles, que siempre perdían, cada año ponían mas jefes y dejaban un único remero, cada vez con menos sueldo y mas cabreado.
El equipo podrá ir para arriba, es posible, yo tengo serias dudas, me conformo con que mantenga la categoría. El equipo podrá ascender, es posible, yo no lo creo, pero en cualquier caso, seguiremos con más de lo mismo. Y aun en el supuesto de que Agapito se vaya, el daño que ha causado al club es imperdonable. Dicen algunos que las ha puesto y yo lo dudo, lo he dudado siempre. Sinceramente si uno las pone, lo hace con criterio y mirando mucho donde y para que las pone. En este caso, parece que Agapito tire con la pólvora del Rey. La cantidad de dinero mal empleado en el Real Zaragoza es para poner los pelos de punta. Y eso, si lo hace con su dinero es porque es un inútil y un descerebrado y no creo que sea ni lo uno, ni lo otro. Algún día estaría bien saber porque este hombre llego al club y que ha pasado realmente en estos siete largos años.
Hay un último detalle importante en el haber de Agapito. El desarraigo a que ha llevado al club para con su gente. Cada vez es más difícil y complicado que los chavales, el futuro del zaragocísmo, se sientan identificados con el club. Hoy nadie quiere ser del Real Zaragoza, un equipo que arrastra su nombre allá por donde va. Un club al que es difícil reconocer y con el que es imposible identificarse. Ese es el gran daño que Agapito ha causado al Real Zaragoza, el que su gente lo esté dejando abandonado. Está destrozando el gran trabajo de fomentar el zaragocismo que se hace, sobre todo, desde la diáspora. Los que somos zaragocistas, seguiremos siéndolo siempre pero dudo que haya nuevas generaciones de las que vienen detrás que quieran hacerse de un equipo acostumbrado a perder y no ya solo a perder, acostumbrado a ser humillado y a hacer la risa.
Por todo ello, Gracias Agapito.
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