Manolo ¿Que cojones haces?

Han pasado ya unos meses desde que en aquella rueda de prensa, un periodista zaragocista le espetara a Manolo Jimenez aquella frase de "Manolo que cojones tienes".

Desde entonces, aparte de salvar inextremis al equipo de un descenso que se adivinaba seguro, a lo largo del verano el entrenador fue renovado y cambio la tendencia instaurada en el club con respecto a los fichajes. De todo esto se ha hablado ya hasta la saciedad y no voy a volver a incidir en ello.

Han pasado los meses y la competicion ha ido mostrando las fortalezas y las debilidades de este equipo, no olvidemos, todavia en formacion. Tras una primera vuelta muy prometedora y que apuntaba a acabar la temporada en la zona media alta de la tabla, hemos pasado a todo lo contrario, a una segunda vuelta en la que no se ha ganado ni un solo partido, en la que la imagen del equipo ha cambiado radicalmente y en una lenta agonia que puede acabar este proximo fin de semana entrando en puestos de descenso, que esperemos que no sea asi.

Mucho se habla de las causas, los robos arbitrales, que han sido muchos y muy determinantes en el resultado de muchos partidos y en la actual posicion del equipo en la clasificacion. No menos de siete puntos, yo diria que como minimo diez, nos han sido birlados por los arbitros. De no haber sido asi, ahora el cuento seria completamente distinto. Eso es innegable.

Se habla tambien de que el equipo hizo una primera vuelta impresionante, mas por desconocimiento de los rivales, que se veian sorprendidos por la calidad de algunos jugadores, como Montañes o Victor y su rapida adaptacion a una categoria muy exigente y que era completamente nueva para ellos.

Ahora las cañas se han tornado lanzas contra el entrenador. Y, en mi opinion, con una gran parte de razon. Su curiosa gestion de la plantilla, que desencadeno la forzada salida de Aranda, casualmente justo antes del comienzo de esta crisis de resultados y que creo que causo una importante herida en la plantilla y que se agrava cada dia enfrentandose mas y mas al entrenador, La negativa de Jimenez de contar con jugadores como Lanzaro, que sin ser nada del otro mundo, yo no creo que desmerezca nada frente a jugadores como Lovens, por ejemplo. Su empecinamiento con Romaric, su actual obstracismo con jugadores como Victor y sobre todo Fernandez, que mejoro y mucho el rendimiento de Sapunaru, ademas teniendo en cuenta que el primero es propiedad del club y el segundo no, lo cual da que pensar y para mal. Y asi un largo etcetera de despropositos que hacen que hayamos pasado, y con mucha razon, del "Manolo que cojones tienes" al "Manolo ¿Qué cojones haces?"

Y pese a todo lo anterior, creo que el momento de despedir a Manolo ha pasado, creo que deberia de haberse hecho hace tres semanas, justo antes del paron para los partidos de la seleccion, ahora, no nos queda otra que seguir con él, hasta el final. Cambiar ahora, seria acabar de un plumazo con las muchas o pocas opciones que tenemos de salvarnos. Con estos bueyes tendremos que arar.

Pasara lo que tenga que pasar, creo sinceramente que hay no menos de cuatro o cinco equipos mucho peores que el nuestro y creo que si todos ponemos de nuestra parte, esto se puede solucionar satisfactoriamente. Prefiero no cargar las tintas sobre los diversos sectores del zaragocismo que estan intentando pescar en rio revuelto. No merece la pena volver sobre este tema, ellos sabran. Si nos salvamos, seran los primeros en decir aquello de "siempre hemos confiado en el equipo, en el entrenador y en estos jugadores". Ya todos nos conocemos sobradamente y no engañamos a nadie.

Solo queda desearle suerte a Manolo Jimenez y sus jugadores, que sean capaces de evitar el descenso. Esta en sus manos. Si juegan con la intensidad que lo hicieron contra el Madrid los ocho partidos que quedan, nos salvaremos. Si lo hacen con la apatia que lo han hecho en muchos de los ultimos 13 partidos, irremediablemente estamos en segunda.

Ya llegara el momento de criticar y hacer examen de conciencia. Todos, sin distincion. En ese momento no servira mirar para otro lado y silbar distraidamente. Llegado el momento, que cada palo aguante su vela.